Por: Juan Cárdenas
Twitter: @Desautomatas
Hace 37 años el biólogo británico Richard Dawkins escribió el libro The Selfish Gene, donde abordaba la teoría de la evolución vista desde el gene, en lugar desde el organismo completo. En aquel libro, el capítulo 11 se titula Memes: The new replicators. Y propone ahí, además de acuñar el término meme (derivado de mimeme, o mimetico), que los memes pueden ser réplicas culturales así consideradas por un observador (no que necesariamente lo sean). Su hipótesis indica que a través de la observación e interpretación del humano (un ente capaz de copiar y replicar información y conductas), los memes pueden derivar en mejores réplicas que lo original.
El término luego abarcó y abarca cualquier elemento de una cultura o conducta que se transmite de un individuo a otro de forma no genética, principalmente por imitación. En la cultura digital son elementos copiados y modificados que se vuelven virales y por lo general (aunque no forzosamente) son de carácter cómico.
Hoy en día la mayoría de quienes usamos internet hemos visto alguno, en redes sociales, medios digitales, hasta mensajes de texto. Ciertamente los más frecuentes o exitosos son los que implican burla y humor, o quizá frases inspiracionales. Pero, esta aparente pérdida de tiempo, ¿tiene algún sentido y provecho?
Sin duda. Al menos para la mercadotecnia. Para empezar son por naturaleza virales, están hechos para ser difundidos masivamente, y eso a grandes rasgos abarca el objetivo de la mercadotecnia, dar a conocer una idea, marca, servicio, etc., de forma masiva.
En redes sociales sin duda son una maravilla, es hoy en día su elemento natural. Vivimos ávidos de compartir contenido original, novedoso, divertido; queremos ser los primeros en ponerlo en nuestro muro para disfrutar los comentarios y presumir nuestros Me Gusta. Poco importa si el meme es nuestra creación o no, y es que esa es otra de sus características, al ser copias, o importa en general quién las hizo, incluso podemos decir que la gran mayoría de las veces el autor queda perdido en la red.
Además los memes no son siempre imágenes, un hashtag puede ser un meme, un link puede serlo, un gif, una frase, o hasta un sitio web completo. Esto sigue facilitando su creación y difusión.
Y claro, pueden significar tráfico si se ligan con redes sociales o sitios web. Y lo mejor, son baratos y fáciles de crear, o quizá debamos decir que no requieren una calidad excepcional para ser exitosos, muchas veces la creatividad será verdaderamente el factor importante para que se difundan viralmente. El que sean copias de algo lo facilita en demasía, por ejemplo con los gráficos de “Keep Calm” o “I Heart” (Yo amo, Yo corazón); los diseños no requieren mayor trabajo, simplemente nuevas y oportunistas ideas.
Finalmente, debemos decir que, aunque muchas veces el meme es toda la información que recibimos y puede ser tan distorsionada y alejada de la realidad como se imaginen, en otras ocasiones nos provoca o exige conocer el hecho detrás del meme, ¿qué ocurrió para queAzcarraga aparezca sin camisa? ¿Qué hizo y dónde apareció Miley Cyrus para que haya tantos memes de ella y su trasero? Dos ejemplos recientes que nos llevan a informarnos más, y mantener una marca, persona, servicio, etc.; presente.
El humor es y siempre ha sido uno de los mejores medios para informar, con los memes no es distinto, simplemente simplificado.
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