En diversos artículos he tocado el tema de la satisfacción del consumidor desde la premisa de contar con el producto en cantidad, lugar y tiempo adecuados. Todas las marcas trabajan día con día en estrategias relacionadas con la conexión emocional que se debe establecer entre marca y consumidor. De hecho la inversión proyectada de la industria de agencias de promoción para 2016 es de más de 12 mil millones de pesos, representando un 7.1 por ciento de crecimiento comparado contra 2015, de acuerdo al departamento de Investigación de Merca2.0, siendo la industria de alimentos la que más genera demanda de este tipo de agencias, con la finalidad de colocar el producto frente al consumidor de manera eficaz y eficiente.
Pero de nada sirven este tipo de estrategias si la cadena de suministro no está alineada en los objetivos que se persigue, así como en el uso de tecnologías que habiliten de mejor forma los procesos de los que depende la logística. Siempre que hablamos de tecnología está asociada una inversión y me parece que muchas cadenas comerciales ponen mucho más el ojo en el monto de dichas inversiones que en los resultados de eficiencia que la implementación de dicha tecnología genera. Una de dichas tecnologías es precisamente RFID (Radio Frequency Identification por sus siglas en inglés). Para muchas personas esta tecnología es nueva, sin embargo se comenzó a utilizar en los años 1920’s cuando fue desarrollada por el MIT y usada por los británicos en la Segunda Guerra Mundial, según Gaurav Dargan y Brian Johonson en el libro “The use of Radio Frequency Identification as a Replacement for Traditional Barcoding”
Para los retailers, la implementación de RFID ya no debería ser una novedad, sino una realidad, pues aquellos que lo han hecho, han visto resultados en diferentes actividades relacionadas con la logística a lo largo de la cadena de suministro como: incremento de la productividad, envío de productos con mayor velocidad, una mejor administración del inventario y como consuecuencia un excelente servicio al cliente y consumidor.
Cuando RFID comenzó a comercializarse de manera mucho más contundente a través de las diferentes empresas que producen la tecnología, se hizo mucho énfasis en los beneficios para el consumidor dentro del punto de venta para mejorar su experiencia de compra, sin embargo hoy en día lo que buscan muchas cadenas comerciles es la implementación de la tecnología detrás de la tienda, desarrollando entonces aplicaciones para el etiquetado de pallets y contenedores para tracking de productos a lo largo de la cadena de distribución en sus diferentes fases: recepción, clasificación, almacenaje de productos y gestión de inventarios.
Toda cadena comercial que quiera transformarse deberá adoptar tarde o temprano esta tecnología. No se trata de qué tanta inversión se requiera, sino de contar con procesos eficientes y avanzados para satisfacer las necesidades de un consumidor cada día más exigente y que demanda velocidad en todos los procesos relacionados con una compra.