¿Cuál es el rumbo de tu profesión? Una pregunta válida en cualquier momento del caso. Esta pregunta pudiese estar planteada en letra mayúscula en los primeros renglones de la libretilla de las incertidumbres, libreta que algunos llevamos dentro de nuestras mochilas, otros la tienen sobre su buró en la cabecera de sus camas o escritorio de oficina. Una cuestión que ronda por los pasillos y las mesas de café. Esta vez tocó escucharla en un panel de expertos en valuación y el común de las respuestas fue: Nuestra profesión debe seguir, otras voces abordaron el tema de la ética como un eje central del ejercicio valuatorio. Si bien es cierto, lo esperado de un panel de expertos de cualquier área de desempeño, sería defender a capa y espada la práctica de su sector. Sin embargo, el solo hecho de plantear la pregunta, provoca en los asistentes esa incertidumbre de acertar o no con la respuesta idónea y en este afán por responderse asimismo, se apela a diferentes grados de consciencia.
Hace pocos días se realizó en la ciudad de Guadalajara el LVI Congreso Internacional de Valuación. Un evento que a diferencia de otros congresos, se gestó en un espacio de tiempo por demás complejo, principalmente debido a este “malvibroso” bicho que nos aqueja. El retraso de un año respecto de su fecha original no impidió llevar a cabo uno de los mejor organizados en los últimos años. El Colegio e Instituto de Valuadores de Jalisco se vistió de gala para recibir a los representantes de la Federación de Colegios de Valuadores y a miembros de diversas asociaciones de valuadores de otros países. Esta multiculturalidad fue alojada por 5 días frente a una de las rotondas y monumentos más emblemáticos de este país; convirtiendo a la “Diosa Minerva” por varios días en el vértice de una “Tormenta perfecta”.
Uno de los diálogos más controversiales expuestos por el filósofo Platón, podría ser el efectuado entre Protágoras y Sócrates, relativo a la búsqueda de la virtud, el primero de ellos, sostenía en dicho encuentro sobre de la habilidad de aprender sobre de esta a través de la enseñanza: “joven, si me acompañas te sucederá que, cada día que estés conmigo, regresarás a tu casa hecho mejor, y al siguiente, lo mismo. Y cada día, continuamente progresarás hacia lo mejor”. Durante el desarrollo del diálogo, Sócrates hace saber a su interlocutor: “así que yo, Protágoras, atendiendo a estos ejemplos, creo que no es enseñable la virtud”.
El esfuerzo que hacen los colegios de profesionistas como en el caso de “CIVAJAL” en el Estado de Jalisco, una asociación que se reúne al menos 45 veces al año, en un ejercicio consistente todos los martes por la mañana. De ninguna manera esto garantiza una buena praxis de la profesión, pero es indudable que la consistencia e insistir en hacerlo, es fundamental en la búsqueda de ser profesionistas alineados a las mejores prácticas y lograr a través de un constante diálogo permear en sus agremiados y clientes del sector, esa diferencia a veces imperceptible más no inexistente de los profesionales en valuación, por brindar un mejor servicio.
La tertulia entre los dos pensadores Griegos concluyó con un hasta pronto, probablemente, debido a las mordaces preguntas de uno de ellos. —“Y otra vez, si quieres, nos ocuparemos de eso. Ahora es ya tiempo de dedicarme a otros asuntos”; —“También a mí me parecía, desde hacía tiempo, que era ya hora de irme adonde dije” —“Y después de haber dicho y escuchado estas cosas nos fuimos”
La tertulia es uno de los recursos más económicos que tenemos al alcance como oportunidad de mejora. La respuesta sobre del rumbo que esta y otras profesiones tomarán en el futuro cercano, hoy no se tiene al alcance en la mayoría de las actividades. Lo que sí podemos asegurar es que en un ambiente en exceso globalizado como el actual, más valdría tener al lado a las mejores personas y agradecer la oportunidad de escucharte en voces de otros. La realidad y la utopía son casi como el blanco y el negro. Un objetivo trascendental a impulsar en las organizaciones gravita en torno a este diálogo entre la verdad y lo que parece serlo. “Aprender a convivir con lo que hay” y tenernos frente al espejo por las mañanas, ofrece la mejor oportunidad de mejora posible, todos los días.