El proyecto de descentralización de la administración pública federal se planteó desde el inicio del gobierno de la 4T por el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero se detuvo a causa de la pandemia de Covid-19.

Pero ahora la Secretaría de Salud (SSa) ha engalanado las mesas y sacado los juegos pirotécnicos para festejar el inicio de su traslado de su operación a Acapulco, Guerrero, con lo cual estarían cumpliendo la amenaza, digo, promesa de descentralizar a las principales dependencias federales.

A pesar del número diario de casos confirmados y muertes derivadas de la pandemia de Covid, de las nuevas variantes del nuevo coronavirus que surgen todos los días, del monumental desabasto de medicamentos en todo el sector salud -e incluso privado- y de que todavía no salimos de este tercer repunte de la enfermedad, las autoridades sanitarias andan la mar de ocupadas con la próxima mudanza.

Como hemos dicho antes en este espacio, cambiar a las dependencias federales a los estados no es mala idea, porque saldríamos, de una vez por todas, del centralismo histórico que hemos sostenido durante toda la vida, además de que generará movilidad e inyección de recursos financieros a las diferentes entidades del país.

Sin embargo, mudar a la SSa en medio de una pandemia, porque a pesar del discurso oficial, todavía no salimos de ella, se antoja un tanto precipitado e imprudente.

En este marco, esta dependencia oficial, cuyo titular es Jorge Alcocer Varela, anunció que los trabajadores de confianza que se nieguen a trasladarse al bello puerto de Acapulco ya no serán recontratados, aunque el personal de base puede optar por solicitar su cambio a alguna otra área de salud del gobierno federal.

Empero, a los trabajadores de confianza que expresaron su inconformidad, les respondieron que si hay algún impedimento para cambio de sede, pueden solicitar su cambio de adscripción en lo que termina su contrato por honorarios en diciembre próximo, pero ya no serían recontratados.

Así, en teoría, algunas áreas de las oficinas de la SSa ya empezaron a funcionar desde este lunes 04 de octubre. Por ejemplo, funcionarios de nivel medio del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) fueron notificados de que a partir de esta semana ya deberían empezar a trabajar en Guerrero.

Fue en julio pasado cuando López Obrador retomó esta idea de descentralización y ratificó que la SSa se trasladaría al puerto de Acapulco. Por ello, el fin de semana previo, durante una gira de trabajo a la entidad, visitó el inmueble que ocupará esta dependencia, el cual fue donado por el gobierno del estado.

Las autoridades sanitarias han dicho que el cambio a la nueva sede se hará por fases, de tal manera que en enero de 2022 estará 100% concluido. Sin embargo, se prevé que algunas oficinas de esta dependencia se mantendrán en la capital mexicana.

Cabe decir que el cambio de ubicación de la SSa incluye a todas las direcciones y centros nacionales, pero todavía no se había definido cuáles entrarían en la primera etapa y cuáles en las subsiguientes. Al final, se espera que la mayoría se mueva a la nueva sede. 

El órgano desconcentrado de la SSa, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que es nuestra agencia sanitaria, se mantendrá en la Ciudad de México (CDMX). Ya veremos cómo funciona esta mudanza, que algunos califican ya de “nueva ocurrencia”, cuyos platos rotos apenas empezaremos a ver pronto. Al tiempo.

El botiquín

• Ya estamos en octubre y el gobierno federal sigue sin decir qué pasará con la dosis de refuerzo de la vacuna anti Covid de la farmacéutica china CanSino, que fue aplicada al personal del sector educativo del país. El mismo fabricante salió a decir hace un par de meses que es necesaria una segunda aplicación, pues a los seis meses desciende la efectividad de la inmunización, lo cual se cumple en noviembre próximo, pues la vacuna se aplicó en la tercera semana de mayo.
• Por otro lado, a pesar de que la próxima semana ya se empezará a vacunar a menores de edad de entre 12 y 17 años con comorbilidades, esto no es suficiente, como hemos dicho, por lo cual se prevé que continúe la lluvia de amparos de padres de familia que buscan proteger a sus hijos.