Por Luis Miguel Martínez
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En la célebre novela de Martín Luis Guzmán, La sombra del caudillo, se describe el manejo del poder en tiempos de la revolución mexicana. Si bien esos tiempos han pasado, estamos a punto de presenciar como Timothy D. Cook y Apple vivirán a la Sombra del Prócer: Steve Jobs.
En una operación casi quirúrgica, el ceo de Apple Steve Jobs “renunció” a su puesto y “sugirió” que Tim Cook ascendiera como su sucesor. Algo que debía suceder así, tal como lo dijo Jobs al activar el llamado “plan de sucesión”, parte de algo como el DRP de las organización de los corporativos. Tan elaborado fue el acto que la posible catástrofe financiera en las bolsas del mundo no sucedió y todo aconteció “business as usual”.
Pese a que un valor mercadológico de los productos y servicios de Apple es la imagen innovadora, fresca y juvenil que proyectan, la estabilidad en el mercado y con los inversionistas se respalda con frases como “pienso que los días más brillantes e más innovadores Apple están por llegar “ o “Yo recomiendo fuertemente que ejecutemos nuestro plan de sucesión y se nombre a Tim Cook como el ceo de Apple”. Recordemos que en enero pasado, el propio Jobs dijo “Amo tanto a Apple y espero estar de regreso tan pronto como se pueda”. La propia frase dejó espacio suficiente para crear incertidumbre, misma que se terminó con el anuncio de su “renuncia”. Mientras tanto, Tim Cook continúa su vida bajo la sombra del prócer y arranca con un correo electrónico con frases como “Quiero que tengan confianza en que Apple no va a cambiar. Celebro los principios y valores únicos de Apple”.
Mientras en los medios surgía la sorpresa de la “renuncia” (donde Jobs, aún permanece como director y presidente del Consejo), al mismo tiempo se resaltaban las virtudes de un líder –casi espiritual- como Jobs, con la sorpresa del número sobresaliente de patentes que para alguien que dejó la escuela por los negocios parece aún más sorprendente. Un tácito argumento para demostrar que incluso la inventiva de Apple depende de él; mientras tanto, la “guerra de las patentes” se torna sangrienta en Europa y en el frente de batalla ante Google y su Android se cierra rápidamente. Para los “piratas de Sillicon Valley” es una situación normal, despertar todos los días para librar batallas tecnológicas y legales.
Tim Cook -para muchos un súper-ingeniero– es demasiado cercano en la cronología a Jobs y Wozniak, como para ser producto de la admiración por los fundadores de corporativo del 1 Infinite Loop en Cuperitno, California. Es un experto en logística y workaholic empedernido de la escuela del jogging, hiking y de la bicicleta. A diferencia de su predecesor, totalmente hermético en cuanto a su vida privada –tal como se estila en las empresas donde previamente trabajó IBM y Compaq-. Su imagen encaja en cercanía con la de Jobs, evitando las corbatas normalmente. Silenciosamente –como su sonrisa sugiere-, ingenió el resurgimiento financiero de Apple desde la teoría clásica de la ingeniería industrial: la reducción de los inventarios y de la manufactura.
Como apuntó la revista Fortune, recientemente Steve se dedicó a “institucionalizar la forma en hacer negocios” convirtiendo aquellos puntos que siempre sugieren la dependencia de los productos de Apple de la creatividad, ingenio e imagen de Jobs; en principios, valores y prácticas de la empresa. Así, Tim llega a ser ceo de Apple a diferencia de como a su vez Jobs se convirtió en sucesor de Sculley, Spindler y Amelio. Sin lugar a duda, la saga no termina con esta sexta república tecnológica. Estamos por ver como la Sombra del Caudillo se desenvuelve en Cupertino en medio de acciones quirúrgicas y diseñadas.
¡No te desconectes! y si tienes una Mac infórmate sobre el cambio a Lion OSX. Y si es posible espera, para no esperar durante los procesos lentos en el sistema operativo.
