Por: Juan Cárdenas
Por Juan Cárdenas
Twitter: @Desautomatas
El llamado “polémico” comercial de la marca de ropa Yale que sobre todo está corriendo libre por las redes sociales, donde el “panzazo” de la selección nacional de futbol todavía suena, es un claro ejemplo de cuando se aprovecha un factor importante en la mercadotecnia y la publicidad la simpatía.
El comercial es muy bueno, con un guion casi perfecto, bien dirigido y enfocado. Sencillo, directo; sobre todo muy puntual. Y su principal acierto es la coyuntura para lanzarlo. Y es que esto es un asunto a nivel nacional (o al menos la mitad de la población). Yale aprovecha el sentimiento de pena y/o enojo generalizado de muchos fanáticos del futbol hacia la selección nacional.
Además, otro acierto es que este comercial también es relevante para quienes no son fanáticos, esos fans casuales que claro, verán el Mundial pero no van cada fin de semana al estadio; en general esos suelen ser más radicales con sus juicios y al no estar ligados directamente con el deporte, su radicalidad se fundamenta en los altos sueldos de los jugadores, las relaciones con televisoras, los patrocinios, los resultados negativos, la comparación con otros deportes, etc. Este comercial también es directo para ellos, les hace sentido.
Todo quien se sienta así, sin importarles la marca detrás del mensaje, compartirán esto, lo comentarán, lo respaldarán.
Claro, su campaña tiene otros aciertos, el entrar por ejemplo a un mercado dominado usualmente por los mismos jugadores. Entre los acostumbrados comerciales y marcas, de pronto vemos este de Yale con otro lenguaje, otro ritmo, y además una crítica. Pero es esa afinidad con el enojo y la impotencia la que más apela al público. Esa simpatía con el sentimiento.
Finalmente. Este comercial es empático con el sentimiento que se tiene sí, es duro y respetuoso, pero su último acierto es que no cae en el pesimismo, sino que busca motivar, picar el orgullo quizá, pero dejar en claro que se sigue creyendo en ellos, o se quiere creer en ellos, se les apoyará siempre y cuando, respondan.
Cualquier tipo de campaña que utilice la simpatía de esta forma tiene garantizada casi seguro una aceptación inmediata y honesta, sin duda efectiva por lo tanto.
En lo particular extendería este mensaje no sólo a la selección sino en cualquier otro sector profesional del país, pues de esos “60 millones” que supuestamente sí tienen bien puestos los pantalones, muchos yo tengo mis dudas, si en realidad así fuera tendríamos una selección que lo reflejara (de lo contrario no lo permitiríamos). Y sólo para cerrar, una pregunta a Yale, ¿por qué cerrar su mensaje a la mitad de la población del país?