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La producción de ropa nueva requiere grandes cantidades de recursos naturales como agua y energía.
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Según la Ellen MacArthur Foundation, la industria de la moda es responsable del consumo del 20% del agua industrial y del 10% de las emisiones globales de carbono anuales.
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El 24% de los consumidores mundiales opta por comprar productos de segunda mano para ayudar al medio ambiente y llevar una vida más sostenible.
La compra de ropa de segunda mano está emergiendo como una tendencia significativa y responsable. Esta práctica no solo ofrece una alternativa económica, sino que también promueve valores de sostenibilidad y reducción de desperdicios.
La adopción creciente de la ropa de segunda mano se atribuye a varios factores clave. En primer lugar, refleja una respuesta a la preocupación generalizada por la huella ambiental de la moda rápida y desechable. Al reutilizar prendas, los consumidores reducen la demanda de nuevos productos, disminuyendo así el consumo de recursos naturales y la generación de residuos textiles.
Además, esta tendencia se alinea con un cambio cultural hacia el consumo consciente. Los consumidores están cada vez más interesados en la historia y la calidad de los productos que adquieren, prefiriendo prendas que no solo sean únicas, sino también éticamente producidas y sostenibles en su ciclo de vida completo.
En términos de moda y estilo, la ropa de segunda mano permite una expresión individual más diversa y personalizada. Los artículos vintage o de épocas pasadas ofrecen opciones únicas que no suelen encontrarse en las tiendas convencionales, fomentando la creatividad y la originalidad en el vestir.
A nivel económico, el mercado de la ropa de segunda mano está experimentando un crecimiento significativo, respaldado por plataformas en línea y tiendas físicas especializadas que facilitan la compra y venta de prendas usadas. Este sector no solo ofrece oportunidades comerciales, sino que también contribuye a la economía circular al prolongar el ciclo de vida de los productos textiles.
De acuerdo con datos de Euromonitor, más del 40% de la Generación Z y los Millennials compran artículos de segunda mano cada pocos meses, según datos recientes.
Además, los consumidores en América Latina, Europa y Asia-Pacífico muestran una mayor propensión a restaurar y reciclar productos, revela un estudio.
Según un experto de Euromonitor, el incremento en el costo de vida y el compromiso creciente con un estilo de vida sostenible han eliminado el estigma asociado a la compra de artículos de segunda mano y la reparación de productos para prolongar su vida útil.
De acuerdo con la encuesta Voice of the Consumer: Sustainability Survey 2023, el 24% de los consumidores globales elige comprar productos de segunda mano para llevar una vida más sostenible, mientras que el 41% prefiere reparar artículos rotos en lugar de adquirir nuevos.
Jorge Zúñiga, Consultor Senior de Sostenibilidad en Euromonitor International, comenta: “El aumento del costo de vida está motivando a los consumidores hacia prácticas sostenibles y soluciones alternativas más económicas. Acciones como reducir el desperdicio de alimentos, optar por opciones de movilidad más eficientes en combustible, disminuir el uso de electrodomésticos, cocinar en casa, reparar productos y comprar artículos de segunda mano no solo ayudan a reducir gastos y evitar compras innecesarias, sino que también permiten a las personas mantenerse fieles a sus valores y adoptar estilos de vida sostenibles”.