La ética ambiental es un relato sistemático de las relaciones morales entre los seres humanos y su medioambiente. La también llamada ética medioambiental, es una rama relativamente nueva de la ética filosófica, la cual describe los valores que lleva el mundo natural no humano y prescribe una respuesta ética apropiada para asegurar la preservación o restauración de dichos valores.
Hace años la excelencia ecológica de las empresas era un valor intangible difícil de percibir por parte de los consumidores. Poco a poco la preocupación por los problemas ambientales se ha hecho patente en la sociedad y se demanda cada vez con más fuerza que las empresas respeten el entorno en el que desarrollan su actividad.
La competencia entre empresas ejerce sobre éstas una presión cada vez más fuerte. La gestión de los impactos sociales, éticos y ambientales asociados a la actuación de las empresas se está convirtiendo en un verdadero imperativo, de manera que la imagen ambiental de una compañía es un valor o una carga que evalúan los stakeholders.
diferenciarse por el respeto al medio ambiente sin duda constituye una ventaja competitiva conseguir También es importante saber explicar la contribución de una determinada industria para la consecución del bienestar de que disfruta la sociedad actual.
En este contexto, los sistemas de gestión ambiental son herramientas de ventaja competitiva que responden a la creciente presión pública de los empleados y del resto de los afectados por la actividad de la empresa. En función de esta ventaja se han configurado programas como el Eco Management and Audit (EMA) de la UE y el Responsable Care de las normas ISO.
La mayoría de las empresas informa voluntariamente sobre su actuación ambiental para atender la demanda de sus grupos de interés:
• Los potenciales inversionistas: bancos, mercados de valores o compañías aseguradoras quieren saber los gastos de capital que son necesarios para cumplir la nueva normatividad y qué potenciales responsabilidades ambientales tendrían efecto en las operaciones financieras.
• Las comunidades locales desean saber el impacto ambiental de las operaciones de las empresas en su territorio y tienen el poder de respaldar o de rechazar su actividad.
• Los consumidores individuales piden información sobre el impacto y los efectos de los productos que compran. En ocasiones, el consumidor elige un producto más caro sólo porque lo considera más ecológico.
•Los clientes corporativos buscan obtener la confianza de sus propios clientes mostrando que tienen una política de medio ambiente y una estructura de información.
• A los empleados les gusta saber que la empresa para la que trabajan es limpia y transparente.
Por otro lado, también existen empresas industriales que aún no se han subido al tren del futuro; empresas que, en un entorno de recursos limitados y conflictos de prioridades, a veces ven el medio ambiente más como un obstáculo que como una oportunidad, y piensan que ir más allá de lo que es el estricto cumplimiento de las legislaciones tiene un altos costos.
La existencia de mentalidades diferentes a la hora de gestionar la política ambiental de una empresa hace que esta gestión se convierta en un elemento de diferenciación en el marco de un mercado global cada vez más competitivo.