Dice la frase popular: āMĆ”s vale prevenir que lamentarā, y la misma aplica para desarrollar nuestro tema de esta semana: la gestiĆ³n de crisis.
Tomaremos un caso de resonancia mundial como lo es el coronavirus y analizaremos el rol de los medios de comunicaciĆ³n en la que ya parece una pandemia y destacaremos las habilidades que un gobernante, en este caso, debe sacar a relucir para solucionar esta lamentable situaciĆ³n, que ahora tiene una alerta internacional por parte de la OrganizaciĆ³n Mundial de la Salud.
La definiciĆ³n de una crisis (cambio brusco o modificaciĆ³n imprevista en el desarrollo de algĆŗn suceso) tiene un sinnĆŗmero de explicaciones y matices donde no se exponen los claros razonamientos de cĆ³mo se inician las crisis. ĀæSe producen o simplemente ocurren?
Otra gran pregunta ante un acontecimiento descontrolado es: ĀæcuĆ”ndo se deben generar los mecanismos defensivos para contrarrestarlo?
Lo cierto, estimados lectores, es que, en la mayorĆa de los casos, una crisis destruye en minutos un proceso de creaciĆ³n de marca y reputaciĆ³n que, por lo general, ha costado grandes esfuerzos y aƱos de trabajo ordenado a los empresarios, gobernantes y lĆderes, segĆŗn sea el caso.
Las crisis son consecuencia de acontecimientos exĆ³genos (por ejemplo, la crisis de las hipotecas subprime en 2008) o endĆ³genos, que son relativos a problemas sociales internos, que bien pudiera ejemplificarse como un conflicto entre dos trabajadores en la banda de ensamblaje de televisores. Las crisis de origen endĆ³geno atacan en primer lugar a la cohesiĆ³n interna de la empresa y amenazan en un segundo momento con extenderse a los pĆŗblicos externos, a los que, intrĆnsecamente, conciernen las crisis; pĆŗblicos que han sido puestos como testigos por las partes en conflicto o por los medios de comunicaciĆ³n.
En contrapartida, las crisis de origen exĆ³geno, atacan en un principio la imagen de la empresa ante sus pĆŗblicos externos y despuĆ©s, naturalmente, se extienden por el interior, como humedad en las paredes de nuestras casas. AĆŗn asĆ, despuĆ©s de haber hecho estas separaciones, el proceso de propagaciĆ³n se confunde en algunos casos.
En el caso del coronavirus se conjugan varios factores que convierten a esta enfermedad en el nuevo jinete del apocalipsis, por la amplificaciĆ³n del mismo en los medios de comunicaciĆ³n, por la rapidez con que el virus se expande y tambiĆ©n por razones geopolĆticas, dado el enfrentamiento entre las dos potencias que han estado en tensiĆ³n durante los Ćŗltimos aƱos: China y Estados Unidos.
El gobierno chino ha acusado a los americanos de sobredimensionar la crisis y aprovecharla a su favor para inclinar la balanza dentro de la guerra comercial que ambos sostienen. Este pĆ”nico provocĆ³ que sus bolsas de valores se desplomaran un 8 por ciento.
Un aspecto mĆ”s que queda para el anĆ”lisis es la discriminaciĆ³n de la cual son objeto los asiĆ”ticos. No son pocos los que han expresado en las redes sociales que son blanco de actitudes racistas por el temor a ser infectados.
El presidente de China, Xi Jinping, estĆ” aplicando algunas medidas para aliviar la crisis y mandĆ³ construir en tan solo 10 dĆas un gigantesco hospital para tratar ahĆ a los enfermos, ademĆ”s de amurallar prĆ”cticamente la ciudad de Wuhan para impedir que otras ciudades se vean afectadas. LĆneas aĆ©reas han cancelado sus viajes y Hong Kong ha tomado medidas de control.
Vale la pena mencionar que para aliviar una crisis de estas dimensiones deben tomarse algunas medidas en materia de comunicaciĆ³n:
No perder la serenidad.
Dimensionar el problema y atacar las causas.
Centralizar la informaciĆ³n para evitar noticias falsas.
Comunicar hechos reales.
Trabajar de la mano con los medios de comunicaciĆ³n.
El coronavirus estĆ” en el ojo del huracĆ”n e inunda las redes temĆ”ticas. Lo ideal es tomar precauciones y ayudar a su soluciĆ³n informando con asertividad.
Nos encontraremos mƔs adelante.