Al menos eso demuestra con la aplicación indiscriminada de su polĆtica de atención al cliente, invariablemente manejada mediante una telefonista, sin que haya poder humano para conseguir una comunicación interpersonal que sea selectiva en la atención de casos especiales.
Peter Vabra, en su libro Afermarketing, afirma que es siete veces mĆ”s difĆcil conseguir un nuevo cliente que conservar a los actuales. La clave para ello es identificar y satisfacer las expectativas y necesidades de los que ya son clientes. La hipersegmentación permite ver a los clientes no sólo como un nĆŗmero o un registro. Cada uno de ellos tiene una expectativa y necesidades particulares en relación con la empresa o institución y una importancia para el negocio. Con base en ello debe darse un trato diferenciado. El trato para un usuario casual no puede ser igual al que debe darse a un cliente de muchos aƱos, segĆŗn lo establecen las propias polĆticas de los bancos, que āpremianā a sus clientes especiales con tarjetas grises o negras, que finalmente sirven para nada.
No suelo referirme a experiencias personales en mi trabajo periodĆstico, pero se me presentó un caso que ilustra cómo una institución bancaria dilapida su reputación por descuido o polĆticas equivocadas.
Soy cliente del entonces Banco Nacional de MĆ©xico desde hace mĆ”s de 40 aƱos, en los que me otorgaron la emblemĆ”tica tarjeta BancomĆ”tico. Como debe constar en los archivos de la institución, he sido un cliente ejemplar, de los que llaman totaleros. El 25 de junio hice un pago por $9,348.17, a petición del banco (pago para no generar intereses). No me percatĆ© de que mi saldo era de $9, 348.56 (sĆ, treinta y nueve centavos mĆ”s).Ā Cuando recibĆ mi estado de cuenta vi con extraƱeza el cobro de $555.00 mĆ”s $88.80 de IVA, por concepto de āComisión Ext plazo de pago/falta de pagoā De inmediato me comuniquĆ© con el banco para pedirles cancelaran esos cobros, pues yo habĆa pagado en la fecha indicada, a lo que la telefonista me respondió que el cargo se debĆa a que habĆa pagado menos de la cantidad exigida por el banco. Le dije que no me habĆa dado cuenta de que me faltaron 39 centavos y que se me hacĆa desproporcionado que por esa pequeƱa omisión me castigaran con semejante multa. Me respondió que eran polĆticas del banco y que no habĆa algo que hacer para revertir esa multa, aĆŗn cuando le mencionĆ© mi impecable historial, mi antigüedad como cliente del banco y mi condición de tenedor de una tarjeta que ellos llaman pomposamente Citi Premier.
El pago de los $643.80 no iban a hacerme mĆ”s pobre, pero por curiosidad periodĆstica acudĆ a una sucursal para plantear el asunto al gerente o a alguna persona con criterio y sensibilidad que atendieran mi petición. Desde luego, fue imposible la interacción con algĆŗn empleado de la sucursal. Sólo me ofrecieron comunicarme con el mismo inefable call center, en el cual recibĆ la misma respuesta, aĆŗn argumentando que cancelarĆa mi cuenta si no recibĆa la condonación de la multa de marras.
Es increĆble que en una institución bancaria de esas dimensiones no tengan una instancia para atender este tipo de casos, lo cual sólo exhibe la voracidad de los banqueros, que no flexibilizan su actuar tratĆ”ndose de casos en los que evidentemente se trataba de una omisión involuntaria al pagar 39 centavos menos de mi saldo, lo cual no hacĆa diferencia ni ponĆan en peligro la viabilidad del banco como negocio, pero sĆ pusieron en entredicho su reputación y sin inmutarse perderĆ”n a un cliente que les ha dado negocio durante mĆ”s de cuatro dĆ©cadas.
La reputación no sólo se construye con mensajes propagandĆsticos y con slogan que pretendan convencer de cuĆ”ntos beneficios aporta la empresa al paĆs o a los clientes. PequeƱas acciones como considerar las expectativas y necesidades de un cliente hacen mĆ”s la diferencia que el cobro, a la mala, de $555.00. La buena reputación es el resultado de la implantación de polĆticas y acciones que evidencien el entendimiento de los interlocutores de la institución, en este caso uno de sus clientes. Estas conductas, repetidas, son la diferencia entre la buena y la mala reputación.
Con la conducta descrita, Citi Banamex nos dice que su reputación vale 39 centavosā¦