Por Daniel LĆ³pez CasarĆn
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En abril de 2007, Michael Vick, el primer quarterback colegial de raza negra en aparecer como la primer selecciĆ³n del Draft de la NFL en 2001, fue implicado en un circuito ilegal interestatal de peleas de perros que llevaba cinco aƱos funcionando de modo clandestino. En agosto de ese mismo aƱo, Vick se declarĆ³ culpable de los cargos federales en su contra, por los que recibiĆ³ una condena de 21 meses en prisiĆ³n, mĆ”s dos meses de confinamiento domiciliar.
Michael Vick comenzĆ³ su carrera profesional en la NFL con los Atlanta Falcons el 9 de septiembre de 2001 ante los 49ers de San Francisco. De ese dĆa en adelante la carrera de Michael fue en franco ascenso. La fortaleza muscular, asĆ como la potencia y velocidad del jugador, lo hacĆan un quarterback Ćŗnico y sobre el cual las marcas se lanzaron. Nike asegurĆ³ al pasador de los Falcons por la cantidad de dos millones de dĆ³lares anuales, ademĆ”s de bonificaciones por resultados y un incremento anualizado. Meses antes de su detenciĆ³n, el salario estimado de Vick, de acuerdo con Sports Illustrated, era de 25.4 millones de dĆ³lares por aƱo.
Sin embargo Michael Vick perderĆa todo ante el delito de maltrato y abuso de animales. Por supuesto Nike eliminĆ³ de tajo cualquier relaciĆ³n con el jugador, toda la lĆnea deportiva asĆ como los tenis Zoom Vick V -que estaban listos para salir al mercado- fueron suprimidos de la empresa. Sin el respaldo del gigante deportivo, el resto de las marcas siguieron el ejemplo y la imagen de Vick se hundiĆ³, su salario se devastĆ³ a menos de un dĆ³lar diario, pasĆ³ de ser el gran atleta a un ser cruel y despiadado, y su nombre fue catalogado como catĆ”strofe mercadolĆ³gica.
En julio de 2008, durante su estadĆa en la penitenciaria de Leavenworth en el estado de Kansas, Michael Vick -que semanas atrĆ”s habĆa cumplido los 29 aƱos de edad- se declarĆ³ en bancarrota. Durante esos casi dos aƱos de encarcelamiento, la prensa, los aficionados, la NFL y los protectores de animales estaban al pendiente del otrora Ćdolo de los Falcons, ahora recluso No. 33765-183, que constantemente recordaba que por su calidad y por su edad todavĆa podĆa jugar futbol americano profesional por unos diez aƱos mĆ”s, segĆŗn Ć©l, dependiendo de la autorizaciĆ³n de los dueƱos y directivos de la NFL.
AsĆ fue como el 20 de julio de 2009, Vick, que ya cumplĆa el final de la sentencia en arresto domiciliario desde mayo de ese aƱo, recibiĆ³ su libertad. El climax de la expectaciĆ³n llegĆ³ a su mĆ”ximo, ya que la temporada 2009 estaba a unas semanas de empezar. Pero habĆa mucho trabajo por hacer, la imagen de Vick seguĆa siendo una catĆ”strofe mediĆ”tica y un alto riesgo para el Sports Marketing, debido a los constantes ārecordatoriosā de los protectores de animales.
Desde semanas previas a su liberaciĆ³n definitiva, el dueƱo de los Atlanta Falcons, Arthur Blank habĆa sido categĆ³rico al expresar su total desagrado por re-contratar a Vick con el equipo de Atlanta a pesar de su todavĆa ārelaciĆ³nā laboral. Sin embargo, ante todo intento por traspasar al jugador a otro equipo profesional y conseguir alguna suma Ćnfima de dinero por el quarterback, Blank tuvo que aceptar la derrota y dejarlo ir como agente libre, para no tener que asociarse a Vick.
Debido al estatus social y mercadolĆ³gico tan destrozado del atleta, ninguna franquicia de la NFL se atrevĆa a contratarlo y relacionarlo con su marca, pues el peligro latente a las posibles repercusiones,
por la imagen del jugador, eran una apuesta demasiado alta. Los equipos interesados enfrentaban la pĆ©rdida de millones de dĆ³lares por dos factores: el primera debido a que los patrocinios cesarĆan, y el segundo por el enfurecimiento de los fans; que a su vez podrĆa provocar una desbandada de seguidores hacia otros equipos de la NFL. AdemĆ”s de esta pĆ©rdida millonaria, estaba el punto mĆ”s importante para el equipo que se aventurara a contratarlo y ese era el quebranto del valor de la marca.