Santiago, Chile.- El marketing evoluciona, pero seguimos aferrados al viejo esquema inicial que todavía funciona: las cuatro “P” (Producto, precio, publicidad y placement o punto de venta). Sin embargo, hoy más que nunca es necesario centrar la estrategia en la quinta“P” , la más importante. Imagino que ya sabes cuál es.
Claro, la quinta “P” es la más importante, porque corresponde a “Personas”. El producto es lo que ofrecemos como una posibilidad para mejorar su calidad de vida (más o menos, dependiendo de qué producto sea el que ponemos a su alcance), pero si dejamos de considerar que lo fundamental es la persona, estamos perdidos.
La quinta “P” es infalible si la miramos en su verdadera dimensión, desde el pensamiento y el sentimiento. ¿Qué quiere? ¿Qué anhela? ¿Cómo piensa esa persona con respecto a su vida? ¿Quiénes son sus amigos? ¿Quiénes son sus influencias? ¿A quiénes ama? ¿A quiénes odia? ¿Cuáles son sus sueños? Todas estas preguntas son fundamentales a la hora de mostrar el producto y por sobre todo, de establecer contacto. Si no consideramos la emocionalidad del cliente potencial, estaremos chocando contra un muro que no se derriba fácilmente, como puede ser la negativa a aceptar un mensaje publicitario que sólo lo volverá “más consumista y menos feliz”.
En un mundo híper conectado, donde la competencia está por todas partes bombardeando con información a nuestro cliente potencial, la diferencia puede establecerse a través del conocimiento cercano de la comunidad. Las redes sociales son la mejor herramienta para ese acercamiento, si quienes las manejan saben algo del ser humano y son capaces de escuchar y propiciar una conversación que arroje más de una pista de lo que se espera de la marca.
Y ¿qué se espera, por lo general? Cercanía, comunicación, distensión, satisfacción de necesidades (utilidad de la marca para sus requerimientos prácticos, sociales y afectivos…sí, también), todo lo que antes te pareció demasiado volátil, hoy reviste una importancia fundamental para el éxito de tu gestión.