A finales del año pasado, y con la cercanía de las celebraciones por Halloween, LG puso a los pies de su público un video que, por inesperado, era singular y memorable. Tan real, ¡que espantaba!
El lugar: un elevador.
La situación: que el piso se abra a pedazos justo a los pies de los ocupantes.
El reto: probar la calidad de imagen real y colores vívidos de sus monitores con tecnología IPS (In-Plane Switching, un monitor de alta resolución, donde se controla el cristal líquido de la pantalla, mantiene la distorsión en sus mínimos y permite ver a las imágenes desde casi cualquier ángulo).
Todo el piso del elevador estaba formado por pantallas, que combinadas, formaban una imagen completa del mismo, que luego se desprendería en partes, gracias a una animación previamente grabada, demostrando la fidelidad en la imagen de los monitores.
La imagen, en combinación con la iluminación, que bajaba y subía en intensidad, y los crujidos y ruidos de metal chirriando que se escuchaban gracias a unas bocinas escondidas en la estructura de la caja del elevador, logró que la gente objeto de esta “broma” se impresionara por lo que estaba viviendo en esos segundos de manera tan realista. Hubo alguno que se rio (probablemente era risa nerviosa) y hubo también quien se pegara a las paredes con la esperanza de no caer al vacío y procurar pisar los marcos de los plafones que los sostenían. Lo interesante del asunto es que no solamente se quedó en un resultado momentáneo, sino que los hicieron sentir y vivir algo existente. Tan necesario en la publicidad de la actualidad, donde frente a la saturación de mensajes publicitarios a los que nos exponemos día a día, es muy difícil encontrar algo contrastante en los medios más comunes y que realmente nos haga “sentir” o percibir algo significativo y recordable.
Piensa por un momento cómo reaccionarías si inesperadamente, estando en el piso 12 de un edificio y al entrar a un elevador, por fallas mecánicas, se va la luz y se abre el piso a pedazos, teniendo, como lo único posible a la vista, metros y metros de profundidad hacia el vacío y donde no se ve el fin. Me parece, si es que piensan como yo, que lo primero es agarrarse de donde se pueda, y si no encuentras algo con que asirte para salvarte, de plano imaginar que en la bajada a gran velocidad toda tu vida pasará frente a tus ojos. No hay escapatoria. Puro terror y suspenso al viejo estilo Hitchcock.
Por un breve y tenso momento, los hicieron sentir que estaban en peligro, para inmediatamente después, sentirse tranquilos al darse cuenta que todo había pasado para salir del elevador. Eso se queda en el recuerdo de quien lo vive, durante mucho tiempo. A cualquiera le pasaría.
Y la clave de todo, llegar con este tipo de mensajes a sitios donde está la gente “de a pie” (nunca mejor dicho) y romper paradigmas para marcar contraste. Grave error si se espera que la gente haga caso a los anunciantes cuando ven la televisión o escuchan la radio y siguen viendo la misma fórmula una y otra vez.
Estar presentes en lugares comunes, con personas comunes en una situación común. Eso hace que se sientan identificados.
¿Qué es lo que siempre vemos en los anuncios de televisión o cine cuando quieren demostrarnos la fidelidad de imagen de cualquier monitor?
Por lo regular, se quiere mostrar lo reales que pueden ser las imágenes que aparecen en pantalla, con pájaros de colores saliendo hacia nosotros, con bailarinas cruzando la pantalla y manchando la imagen con pinturas multicolores o invitarnos a entrar en la misma como si nosotros fuéramos uno más de los actores de una película de acción. Sin embargo, todo esto lo estamos viendo sentados en el sillón más cómodo de nuestra casa, probablemente con una que otra distracción como aprovechar el momento para ir al baño o para ir a asaltar un poco el refrigerador.
¿Qué tan real puede ser la experiencia mientras vemos un anuncio de este tipo? ¿En realidad si me están haciendo “sentir” lo que me comunican si estoy viendo ese spot en mi televisión de bulbos y de 19 pulgadas o en mi computadora con el monitor más rallado que una pista de hielo? (está bien, exageré un poco) Tal vez estoy viendo el spot desde mi pantalla plana que no tiene mala resolución o en mi laptop o tableta que no es tan vieja, y si ya lo estoy viendo bien, ¿para qué querría otro monitor diferente si en el mío se ven los colores “re bonitos”?.
Por eso, la fórmula basada en una experiencia diferente y más real puede tener éxito, y no necesariamente visto en la sala de mi casa o en el cine, sino con la experiencia de vivirlo con la mayor realidad posible dentro de un espacio limitado, como el elevador, donde estaríamos prácticamente cautivos (y cautivados), comentarlo a todos mis conocidos (el boca a boca que nos da más credibilidad que otros tipos de mensajes) y subirlo a la red para que sea la misma gente la que lo distribuya por internet y que se vaya multiplicando exponencialmente. Esto es a lo que se le está “sacando jugo” con la nueva y cambiante mercadotecnia digital y de redes sociales que hace que el mundo sea cada vez más chiquito.
Tan solo en la primera semana de lanzamiento del video, a partir del 19 de octubre del 2012, recibió ocho millones de visitas. No es tan popular como el Gangnam Style, pero por lo menos esto comunica algo con más contenido.
Demuestra alta tecnología con la misma tecnología que se quiere ofrecer a la gente. No hay mejor prueba de ello.
Aquí la experiencia que vivieron a los que se les “caía el piso a pedazos”:
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Por: Arturo Mora