Contrario a lo que muchos pensarían, el fracaso en la comunicación política y la logística de seguridad en la guerra urbana de Culiacán, Sinaloa el 17 de octubre, según encuestas reconocidas -El Financiero y Consulta Mistofski- , sólo le ha costado entre 1 y 2 puntos porcentuales de aprobación a Andresmanuelovich. Hasta este momento el precio de este error no salió tan caro políticamente. En apariencia. Pero no debe de quedar en el olvido y hacerlo pasar como si nada pasó. Cuando fue un suceso muy importante para el presente, el pasado y el futuro del clima social mexicano y la relación con EE.UU. Hoy me enfocaré en analizar lo que pasó en comunicación que es de lo que un poco sé.
Está claro que lo que pasó es un gran error indiscutible de comunicación en el gobierno actual. No fluyó bien la comunicación y esto se refleja en los anuncios oficiales. La detención del Chapito fue como a las 15:30 y para las 7 y media de la noche, el secretario de seguridad dio un anuncio muy confuso en donde la forma pesó mucho más que la sustancia y el fondo. Apareció en las instalaciones de la secretaría seguridad grabado con un celular en donde se escuchaba mal, alejados y escondidos atrás de un escritorio con los principales oficiales que dirigen la seguridad del país ¿Cómo ante una situación tan emergente de seguridad das una comunicación escondido, en segundo plano, en donde se te escucha mal? Pues sí, en lugar de pensare un poco, un media hora más, sales a decir algo que no es del todo claro y rodeado de confusión. Sin pensarlo.
¿Cuando entenderán que en la situaciones de crisis lo más importante es decir la verdad? Muchos de los funcionarios pretenden distorsionar o salvar su verdad o su vergüenza. Eso tarde o temprano se va a saber. A la mañana siguiente, Andresmanuelovich salió a remediar las pifias de comunicación. Como pudo. Y cual animal político y astuto en comunicación política lo medio resolvió ¿Cómo? Le dio un giro humanista, es decir, murieron unos cuantos pero pudieron morir algunos cientos más. Y tomamos la decisión de que murieran los menos posibles. Habló y aceptó que él tomó la decisión -mala o buena- de liberar al hijo del Chapo.
¿Qué está mal y qué está bien en toda esta crisis de comunicación pública en el actual gobierno? Muchas cosas mal y poco bien. Se comunicó mal, a destiempo, de forma precipitada y hay varias versiones oficiales. No se cuidó la forma del mensaje ni el fondo. Se mintió y se tuvo miedo a las audiencias. Otro factor que fue muy influyente en esta crisis, son las redes sociales que fueron los verdaderos cronistas en tiempo real de lo que estaba pasando en las calles de Culiacán. Algo nunca visto antes y con magnitudes descomunales. Contra esto, ningún gobierno puede pretender distorsionar los hechos reales y querer enmendar lo que pasó para llevarlo a sus intereses y miedos. Lo que es rescatable a nivel de herramientas de comunicación política es que el presidente le dio un giro nuevo que le quitó tensión a la emergencia. Esto no quiere decir que el problema está resuelto. Pero esquivó muy bien la marea de críticas de sus opositores. Con gran colmillo de portavoz y comunicador político. El mismo Andrés Manuel se silenció, no sé si por que en realidad no estaba enterado o porque no quería mentir. Pero guardar silencio cuando se sabe algo, también es mentir.
¿Qué sigue? Que estamos ante un presidente blindado que no le pasa nada. Ojo quizá es por que habla directo, de forma coloquial y en aparente honestidad todo los días. La seguridad le tiene que importar al presidente y la comunicación también debe de apuntarse para allá, si no se habla bien y claro sobre seguridad y narco trafico, poco a poco, la figura presidencial irá perdiendo puntos de apoyo y credibilidad. Será un costo caro que irá devaluando la imagen y marca del que gobierna. Porque ante un problema como el narco y la inseguridad que no tiene solución hará mucha falta no sólo decir, hacer acciones para administrar el problema y bajar el numero de muertes violentas que es el indicador incómodo de cualquier gobierno mexicano. Comunicar es decir y hacer.