Es un hecho que la llegada de la cuarentena en distintos países ha motivado cambios en el comportamiento de los consumidores con respecto a la forma en que ahora realizan las compras, por ejemplo, el cambio más evidente es que más personas han optado por las compras por internet. En el caso de México, tal como hemos destacado previamente, se sabe que ahora un 19.4 por ciento de las personas que están en aislamiento han incrementado su uso de apps de entrega a domicilio durante esta temporada, esto al tiempo que el tráfico en portales de los supermercados online ha aumentado hasta un 161.4 por ciento, mientras ha incrementado también la frecuencia de compra en un 25 por ciento dentro de estos espacios de compra online.
No obstante, otro cambio interesante que ha llegado de la mano de este comportamiento en los consumidores y las condiciones en las que se encuentran está en la forma en que están pagando por todos los productos y servicios que están adquiriendo. La presencia del coronavirus está transformando las formas de pago con cambios considerables que podrían quedarse cuando el problema termine, yendo desde la consideración por el manejo de dinero en efectivo, el cual va de mano en mano y puede ser considerado como un riesgo para las personas, y llegando hasta la implementación de nuevas formas o métodos para realizar pagos en diversas plataformas.
En relación al primer cambio señalado, un ejemplo claro se está dando en China, lugar donde surgió todo el problema, de acuerdo con información reportada desde Diario.mx, el Banco Central de este país está realizando un esfuerzo importante que podría representar la desaparición del dinero en efectivo, para ello ha acelerado el desarrollo del llamado e-RMB, una moneda digital que sería la primera en el mundo operada por una gran economía. En un comienzo, este sistema pretende ser formalmente adoptado en el pago de salarios a los empleados del gobierno y servidores públicos. Sin embargo, no se puede descartar la idea de que este es un paso significativo hacia el futuro en el cual se pretende disminuir el uso de efectivo y así evitar el contacto físico, ante los riesgos del COVID-19 u otras enfermedades que puedan surgir.
Cabe destacar que el evitar las transacciones en efectivo fue una de las recomendaciones emitidas por la OMS para evitar la propagación del Covid-19.
Otro caso que llama la atención es el de WhatsApp, pues dadas sus acciones más recientes deja ver cuál es la visión que están teniendo con respecto a la realización de pagos por parte de las personas. La plataforma propiedad de Facebook y que cuenta con 2 mil millones de usuarios por todo el mundo, recientemente terminó la fase de pruebas de su función WhatsApp Pay en la India; tal como lo explicamos aquí, a finales de este mes se espera que la función sea lanzada de forma oficial en ese país de la mano de algunas cuantas instituciones financieras avaladas.
La idea detrás de ello es no saturar los servidores con las distintas transacciones que se lleguen a generar, aunque la idea es que con el paso del tiempo más instituciones bancarias se unan. Además, dentro de los próximos meses WhatsApp Pay podría llegar a más países ampliando las opciones de plataformas de pago móvil que ya existen en los distintos mercados, como Apple Pay o Amazon Pay y eliminando con ello la necesidad del efectivo o las transacciones físicas.
Los cambios que han detonado en las formas de pago no solo han sido notorios para las firmas tecnológicas o para los gobiernos de ciertos países, también las firmas de servicios financieros notan una tendencia hacia los pagos sin contacto, por ejemplo, Mastercard ha reportado un crecimiento del 40 por ciento en este tipo de pagos en cual obedece a que ahora los consumidores temen a los gérmenes que pueden estar presentes en el dinero en efectivo o en las tarjetas, según el CEO de la firma, Ajay Banga, el cambio se ve impulsado por los consumidores en busca de una forma rápida de entrar y salir de las tiendas sin intercambiar efectivo, tocar terminales o cualquier otra cosa que los pueda exponer. Esta cifra fue registrada durante el primer trimestre de este año cuando explotó el problema del coronavirus.
Lo interesante en estos casos es que pese al mensaje de la OMS, no existen evidencias aún de la propagación del virus a través del dinero, el cambio en el comportamiento de los consumidores obedece a su percepción de que el dinero en efectivo está sucio, este factor psicológico es uno de los que está cambiando el cómo es que los consumidores deciden pagar sus compras.
Ante este escenario los bancos digitales parecen tener un futuro prometedor, varios de ellos ya han visto un impulso considerable en mercados como el estadounidense, por ejemplo, desde Business Insider se reporta que firmas bancarias como Chime y N26 han obtenido valoraciones muy elevadas para sus plataformas bancarias basadas en aplicaciones, en el caso del primero se reporta que ha recibido cifras récords de registro que hoy le representan 8 millones de cuentas abiertas, mientras que N26 ya suma 5 millones de clientes a nivel global.
¿El mundo se volverá cashless en estas fechas y cuando termine la pandemia? La respuesta más sensata a esta pregunta es que aún es muy pronto para determinar esto, si bien opciones como los pagos digitales ahora se pueden considerar más necesarios que convenientes, aun existen millones de personas que prefieren o no tienen otra opción más que el efectivo. Por supuesto, a partir de ahora muchos buscarán cesar el uso del efectivo y a otros no les quedará opción más que dejarlo cuando vean que no pueden pagar con dinero físico algunos productos esenciales o servicios de este tipo. Afortunadamente nos encontramos en un momento donde la tecnología ha avanzado para permitir que más y más negocios y empresas mejoren sus métodos de pago.
Actualmente, según la firma Euromoney es de esperarse que los volúmenes de pagos caigan a nivel mundial, pero también es de esperarse que el número de transacciones digitales con respecto a las físicas aumente conforme se mantengan las cuarentenas o aislamientos en diversas partes del mundo. De lo que no hay duda es que la pandemia ha servido como un gran incentivo para mover a muchas personas hacia otras formas de pagar por lo que compran.