Esta semana la Ciudad de México (CDMX) inicia el “tránsito hacia el semáforo naranja”, que es una especie de preparación para el siguiente paso hacia la “nueva normalidad”. El gobierno de la capital mexicana había mantenido una comunicación consistente, que algunos habíamos calificado como responsable y coherente, pero ahora esto queda en entredicho porque pocos entienden bien que significa este paso de “tránsito”.
Con el nivel de pandemia que el país ha tenido en los últimos días, cuando ya rebasamos las 17 mil muertos, la CDMX no se ve en condiciones de pasar al siguiente nivel de semáforo, porque ya hasta parece broma, pero la famosa curva de contagios, lejos de aplanarse, se ha extendido ya por varias semanas. De hecho, Hugo López-Gatell, el subsecretario de Salud, vocero de la lucha contra la pandemia, la calificó primero como meseta, y más recientemente, como “cordillera”.
Lo cierto es que esta reapertura de la CDMX tenía ciertas condiciones, como que hubiera un descenso en el número de contagios y hospitalizaciones. El 22 de mayo el gobierno capitalino encabezado por Claudia Sheinbaum estableció que para transitar de semáforo rojo a naranja se requería una ocupación hospitalaria menor a 65% y dos semanas con tendencia a la baja en el número de personas hospitalizadas.
Además, al pasado 13 de junio, el número de personas hospitalizadas por Covid-19 en la CDMX era de 4,374, que es un número que se ha mantenido desde el último tercio del mes de mayo. Por tanto, no se ha presentado la condición de dos semanas de reducción consistente del número de personas hospitalizadas. Por ello, esta reapertura parcial se antoja prematura, y por otro lado, irresponsable, visto que se le está trasladando al ciudadano la responsabilidad de cuidarse. Detrás de esta decisión se ve “la mano que mece la cuna”, la del primer mandatario, quien seguramente presionó para acelerar el proceso hacia la “nueva normalidad”.
Y para quien no lo crea, basta ver el video que el pasado fin de semana publicó el presidente Andrés Manuel López Obrador, que calificó como “Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, en el cual menciona, palabras más o menos, que en estos últimos meses hemos tenido una suerte de aprendizaje intensivo sobre la enfermedad y cómo cuidarnos, así que ahora es momento de aplicar dichos conocimientos…
Es cierto, es natural que al gobierno le apure mucho también la crisis económica, pero de poco o nada servirá el encierro en el que hemos estado los últimos meses, si de pronto se reanudan las actividades como si nada y viene el rebrote, como ha ocurrido ya en varias latitudes, como en el país vecino del norte.
Una piedrita más al zapato
Lo anterior se juntó con el llamado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al gobierno de México a tener una comunicación coherente y consistente a la población, porque las contradicciones están a la orden del día, ya no digamos entre López Obrador y López-Gatell, sino con el mismo vocero de los esfuerzos gubernamentales contra la pandemia, porque así como dice una cosa un día, dice otra al día siguiente. El más claro ejemplo, que ha despertado toda clase de críticas y burlas de la oposición, es el famoso “pico de la pandemia”, el cual se ha ido extendiendo en el tiempo (porque originalmente ocurriría el pasado 8 de mayo), sin tener claro cuándo podemos tener un declive tanto en la capital mexicana como en el país en su totalidad.
En esta columna hemos insistido en que no debemos esperar demasiado de una vacuna, pues el tema no solo está en que se investigue, se pruebe en animales y humanos, se apruebe por las autoridades regulatorias, se fabrique a nivel masivo, se distribuya en todo el mundo, y por si fuera poco, que nos sea aplicada a todos, lo cual es un sueño guajiro, pues como bien dijo un galeno hace poco en una conferencia en línea: “¿Quién nos dijo que cuando llegue la vacuna, o vacunas, a México estará disponible para todos”.
Así que no es broma: todos debemos estar alertas, no bajar la guardia, tener los máximos cuidados, seguir en el confinamiento para quienes sea posible y esperar que el sistema de salud no se sature, con el fin de que si tenemos la desgracia de enfermarnos de Covid-19 nos puedan atender. Como dijo Perogrullo: “la mejor recomendación para evitar el coronavirus es no enfermarse” …
Entran en operación siete módulos de triage en la CDMX
Con el fin de evitar el deterioro considerable a nivel pulmonar con el que están llegando los pacientes a las Unidades Temporales Covid-19 (UTC-19), por lo cual ya poco se pueda hacer por ellos, el día 15 de junio empezaron a funcionar siete módulos de triage en la CDMX, que son parte de un programa de hospitalización anticipada, con el fin de evitar complicaciones y que no haya un daño pulmonar irreversible.
Los módulos de triage están diseñados precisamente para atender a los pacientes, diagnosticarlos, y en su caso, remitirlos, o bien, trasladarlos al hospital temporal a fin de poder intervenir a tiempo. Los siete módulos se localizan a un costado de los hospitales: 1) Instituto Nacional de Cardiología, alcaldía Tlalpan; 2) Hospital General Dr. Rubén Leñero, alcaldía Miguel Hidalgo; 3) Jurisdicción Sanitaria Tláhuac, alcaldía Tláhuac; 4) Hospital General Xoco, alcaldía Benito Juárez; 5) Centro de Salud Dr. José Castro Villagrana, alcaldía Coyoacán; 6) Módulo de Triage Central de Abasto; y 7) Módulo Triage Xochimilco.
Es importante subrayar que todo paciente que llegue a la UTC-19 deberá hacerlo mediante los módulos de triage, es decir que no se puede acceder de forma directa, así que es necesario acercarse a los módulos para conocer su estado de salud y atenderse a tiempo.
Todo México es territorio de “Juntos por la Salud”
La iniciativa “Juntos por la Salud” se sustenta en las donaciones de aliados como BBVA México, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), además de 550 empresas y 28 mil personas físicas.
Esta gran alianza reconoce el esfuerzo y empeño del personal de salud en el país, por lo cual ha entregado equipos de protección personal al personal médico y de enfermería, alcanzando a 81 hospitales en los 32 estados de la República Mexicana, con más de 198 mil kits y 8 millones de insumos.
Mediante esta iniciativa se ha entregado a hospitales del sector público 3,000 respiradores para terapia media (2,000) y terapia intensiva (1,000). Durante la segunda semana se ha alcanzado la entrega del 62% de estos insumos necesarios para la supervivencia de los pacientes.
Además, se han entregado más de 2.5 millones de litros de agua purificada para el personal de salud y pacientes en más de 200 hospitales del país, además de comunidades vulnerables. Enhorabuena.
Durante esta pandemia, ¿cómo le ha ido a usted con los pedidos en línea?
Ya sea que lo hubiéramos utilizado antes o no, esta pandemia de Covid-19 nos ha obligado a muchos a hacer pedidos en línea, ya sea para pedir desde un cartucho de tinta para la impresora, pasando por algún regalo o antojo, hasta la compra del súper mercado completa. Quien esto escribe ya lo había hecho antes, aunque no tan seguido, sino más bien por alguna emergencia. Sin embargo, desde hace algunos meses, y con el fin de seguir las medidas sanitarias, empecé a hacer los pedidos en la Web, lo cual más o menos me había funcionado hasta ahora.
Sin embargo, la semana pasada hice un pedido a Sam´s Club que me llegó el domingo, en el cual hubo varias anomalías, que quiero compartir con usted, con el fin de tome las providencias necesarias. En otras ocasiones me habían entregado hasta la puerta de mi departamento con lista en mano para ir cotejando todo, pero esta última vez las personas que realizaron la entrega me dijeron que no traían cajas de plástico para subir la mercancía, por lo que necesitaban que les diera bolsas de tela, lo que hice sin mayor reparo; ellos metieron todo en las bolsas y me las entregaron, les firmé de recibido y se fueron.
Pero la sorpresa vino a la hora de sacar la despensa, cuando nos dimos cuenta de que el pedido no venía completo, pues faltaban cuatro productos cobrados en el pedido online, además de que un queso manchego, que en su presentación al mayoreo viene en tres piezas, solo había llegado una. Para reportar la queja solo había un número de WhatsApp, en el cual tardaron horas en responderme, solo para decirme que tenía que escribir un correo a una dirección electrónica que me proporcionaron, donde debía dar todos mis datos de membresía y demás, relatar todo lo que había ocurrido, informar lo que había faltado y adjuntar una foto del ticket. Hasta el momento, ninguna notificación al respecto.
Moraleja: cuando haga pedidos en línea siempre hay que revisar todo, cosa por cosa, con ticket por delante. Esto que parece fácil no lo es tanto, primero porque significar estar con desconocidos un mayor tiempo con las puertas de la casa abiertas, además de que es complicado mantener la “sana distancia”, pero es lo mejor si quiere evitar enojos, quejas y maltratos de su proveedor.
El botiquín
Desde esta columna lamentamos mucho el fallecimiento de Alma Lilia Sánchez Jiménez, hermana de mi gran amigo Ángel Antonio. A ella le sobreviven sus dos hijas y su esposo, quien también lucha ahora contra el Covid-19. Para toda esta familia, lo mejor siempre. Un fuerte abrazo.