Como todo cambio, el nuevo diseño de los billetes “grandes” de cincuenta y cien mil pesos fueron toda una revolución cuando decidieron lanzarse de forma oficial en 2016.
Además de la polémica que generaron en su momento, los conceptos de los billetes cambiaron de protagonistas y en esta ocasión llegaron Débora Arango, Alfonso López Michelsen, Virginia Gutiérrez y García Márquez; a acompañar a los colombianos dentro de sus billeteras, lo que sin duda mostraba la necesidad de exaltar talentos propios y bajarle la relevancia a los políticos de antaño que claramente fueron igual de trascendentales en su momento.
Sin embargo, en cuestión de días, empezó a correr una información donde se aseguraba que – los ya posicionados y muy bien elaborados -billetes de cincuenta y cien mil pesos, saldrían de circulación de forma total en toda Colombia.
Inmediatamente las redes sociales de los principales organismos de control del país empezaron a desmentir la noticia, justamente después que el banco de la república emitiría un comunicado de prensa donde afirmaba que no es cierta la baja de los billetes que -entre otras- es una de las versiones con mayores mejores ejecuciones tanto en seguridad como en diseño de la historia de Colombia.
La noticia se convirtió en información dura en el momento que se relaciono por redes que en la comunicación se podía ver la firma de Marcela Ocampo, la gerente del Banco Central, diciendo que había muchos billetes falsos de esta denominación y que, por eso, la entidad iba a recogerlos.
Al respecto el Banco de la República tomó la palabra para enfatizar en que: Esto “puede causar un pánico financiero en algún momento. Inmediatamente nos enteramos, emitimos un comunicado desautorizando esa circular como falsa. Es un juego muy peligroso, es como quitarle el oxígeno a la sangre de la economía”, aseguró el gerente general del Banrepública, Juan José Echavarría.
Para la cultura local el papel sigue siendo el vinculo tangible de sus transacciones y en general de sus decisiones de compra, mostrando con un tímido aumento en las transacciones en el comercio electrónico, enfatizando la desconfianza de este canal en la percepción del consumidor local.