Han pasado 3 años desde que llegó una pandemia mundial para cambiar nuestro modo de vida en todos los niveles: desde adaptarnos a una nueva etapa donde cambiaron muchos paradigmas de la fuerza de trabajo; pasando por la vida diario y la interacción con otras personas, hasta los hábitos propios del consumidor.
En el ámbito de los negocios, muchas industrias florecieron, otras más estuvieron a punto de quebrar. Muchos negocios prosperaron, otras marcas cerraron sus puertas. Y todo esto en menos de 3 años a la distancia.
Acabo de leer una nota acerca de la industria del cine y que está recuperando los niveles de asistencia pre-pandemia. Sin duda el cine, el teatro y otros espectáculos recibieron uno de los golpes más duros con el Covid-19. Pero ahora se ve que se empieza a acelerar la industria.
Lo mismo sucedió con el turismo en el mundo. Empresas como AirBnB, estuvo a nada de quebrar. Pero no todas las empresas corrieron con la misma suerte: muchas agencias de viaje jamás lograron reponerse. Tres años más tarde, también es de las industrias con mayor demanda en la actualidad.
Pero hay una tendencia que parece irreversible y que se aceleró con la pandemia: el bonito encanto de pasear por los centros comerciales y/o ir de “shopping”.
Desde hace algunos años, antes de la pandemia, se había observado un fenómeno interesante en Estados Unidos: el abandono de las personas por ir a los “mall” y, con ello, el cierre repentino de las tiendas minoristas en las plazas comerciales. No es que hubiera desaparecido el tráfico, por supuesto, pero las tendencias indicaban un patrón: las personas preferían realizar las compras online. El racional era muy sencillo: compras en menos tiempo, recibes lo que esperas al otro día y te ahorras mucho tiempo.
Precisamente, la pandemia aceleró también este fenómeno… o al menos en Estados Unidos, porque en el caso de México y Latam es un poco diferente porque, de hecho, las últimas estadísticas apuntan a que hay aumento de tráfico en las principales plazas comerciales de la Ciudad. Pero creo que se empieza a observar este fenómeno: cada vez más las plazas lucen con menor tráfico de personas. He visto también a varios complejos reacondicionar y reinventar los centros comerciales para atraer nuevamente a las personas.
Ahora bien, este es el punto que quiero analizar: si bien, no estamos en una situación como nuestro vecino del norte, sí creo que la tendencia en México y Latam es que migraremos hacia allá, donde cada vez haya más abandono de las tiendas minoristas y la preferencia por las compras en línea. Al menos de aquí a 10 o 15 años.
Es claro que en este momento los compradores en México no están listos para dar ese salto: se necesita una bancarización del efectivo mucho mayor, tal como sucede en EUA, principalmente. Y en segundo lugar, la confianza por las compras online con una tarjeta de crédito/débito.
Claro que en este punto, a manera de paréntesis, habrá ciertos productos que conservarán su status para “irlos a recoger a una tienda” y/o “que solo puedas adquirirlo en tiendas físicas”. Y precisamente en ese sentido, también algunas tendencias sobre el futuro de los centros comerciales hablan de cómo se harán más pequeños, pero más inteligentes.
Y precisamente esto creo que será mucho de lo que pase en un futuro: no se extinguirán los centros comerciales, pero sí será una especie híbrida, donde puedas realizar compras totalmente en automático, sin necesidad de personal; o apoyados por inteligencia artificial. Algo muy parecido a la tienda Oxxo que ya no necesita cajeros y todos los cobros son automáticos. O las tiendas de Amazon donde todo el proceso de compra se ha automatizado.
Pero para llegar a eso necesitamos muchos más años. Al menos para verlo como una realidad en México y Latam.
Mientras tanto, ese comportamiento que teníamos los habitantes de las ciudades de ir de shopping a las plazas parece una actividad más lejana. Y así continuará durante los próximos años.
La pregunta en este punto es: ¿crees que innovarán los centros comerciales? O, por el contrario, ¿serán abandonados?
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