En pleno cierre de año y analizando todos los esfuerzos de mercadotecnia que los millones de marcas ponen en marcha en estas épocas, platicaba con nuestro Director de Nuevos Negocios, Luis Luna, de la incredulidad de algunas personas respecto de la mercadotecnia y sus implicaciones para los negocios, por lo que hoy quiero compartir con ustedes, el punto de vista que él compartió conmigo y que considero muy interesante.
Conforme las nuevas generaciones van tomando más relevancia en la sociedad actual, así como en el mundo laboral, la mercadotecnia se ve obligada a mejorar estratégicamente sus esfuerzos, pues la resistencia de estas generaciones, creada por la resistencia que la mercadotecnia ha creado, aumenta cada vez más.
Hace unos días me encontraba comiendo en un restaurante cuyo modelo de negocio se basa en vender cualquier elemento de su carta por $20.ºº En entregas pasadas ya platiqué sobre la importancia del servicio al cliente, el cual, evidentemente, no fue el motivo por el que fui a este lugar ni mucho menos esperaba que fuera medianamente bueno.
Comencé a preguntarme qué hace de este tipo de restaurantes casos de un -relativo- éxito, pues no creo que preciar la carta a $20.ºº sea motivo suficiente, pero para llegar a ello y con mi incesante inquietud de entender los motivos y después de analizar algunos elementos decidí llamar a un mesero y le pregunté si él consideraba que la marca necesitaba del apoyo de la mercadotecnia para mejorar y me respondió rotundamente que no, que era LA marca y que no requería de nada más.
El problema es que entre la resistencia de las generaciones a la implementación de estrategias de mercadotecnia y al hecho de que muchas marcas se ven a sí mismas como el mesero ve a aquella para la cual trabaja, seguimos aumentando la estadística de negocios fallidos que no superan los dos años de vida.
El imaginario colectivo ha definido que no necesita de la mercadotecnia, pero sí ve necesario un laboratorio de diagnóstico o acelerador de empresas de la misma forma que requiere una persona comer, vestir y un médico cuando se enferma.
Siguiendo este último ejemplo, para algunos el marketing es una medicina aunque creo que debiera ser visto más como una vacuna (excepto para quienes están contra este movimiento). No debe aplicarse cuando el negocio ya se encuentra enfermo, sino preferentemente, antes, para evitar el deterioro o daño que pudiera generarse, así sea mínimamente.
Todas las marcas que han logrado cruzar la línea de los dos años de vida, designan un presupuesto anual determinado para su mercadotecnia, mientras que las pequeñas marcas o que están empezando, siempre excusan la falta de este presupuesto a la falta de recursos, sin darse cuenta que mientras más pospongan la asignación de algún monto a este segmento, más están acelerando el posible decaimiento de su negocio.
Tal como una vacuna y a pesar de la incredulidad de algunos ante estas, la mercadotecnia funciona y se ha probado por años, lo comprueban cada una de las marcas que elegimos al ir de compras o a hacer el súper y aunque creamos que nuestras marcas no las requieren, si no la usamos, tarde o temprano, lo que pudiera parecer una pequeña gripa, puede terminar con nuestro sueño.