Esta campaña de ropa interior para mujeres basada en un NO rotundo al Photoshop ciertamente quitó un enorme peso de encima a muchos años de presión y cosificación del cuerpo, y ese peso se lo liberó a la humanidad femenina y a su historia –por demás guerrera-, y no exagero, aunque me tachen de feminista. La marca Aeirie de American Eagle decide hacer una campaña sin retocar los “gorditos”, “lonjas”, defectos e imperfecciones de las modelos. Las retrata tal cual son. Bellas, claro, pero no perfectas. Es decir, aún más bellas.
Nada que nos haya hecho tanto daño que esos retoques de la publicidad para alcanzar la “perfección” de los cuerpos. Y me refiero a perjuicios macro que tienen que ver con salud pública y con sanidad mental individual y colectiva. Por eso resulta un aporte incalculable que haya marcas que se atrevan a apostarle a la diversidad, sí, de cuerpos, de tallas, de tamaños, de anchuras, de angosturas, de alturas, etc. Al leer y reflexionar sobre este caso, les juro, sentí un enorme alivio y hasta ganas de salir a gritar por las miles de mujeres obsesionadas, bulímicas, anoréxicas, gordas, flacas, chichonas, planas que nos medimos y medimos cosas en las tiendas para muchas veces llevarnos solamente frustraciones.
La campaña #AerieREAL tiene su estrategia en redes sociales para que todos opinemos acerca del uso del Photoshop en la publicidad. El exceso con el que los diseñadores publicitarios usan este programa –para estandarizar los cuerpos, nada más lejano de la realidad- ha desatado escándalos y críticas de todo tipo. ¿Se acuerdan cuando la actriz Kate Winslet se indignó con la revista GQ por la transformación que le hicieron a sus fotos? “El retoque es excesivo. Yo no me parezco a eso y, más un, no quiero parecerme”, dijo Winslet. Luego, en noviembre de 2013 le sucedió con Vogue cuando a sus 38 años y con tres hijos el Photoshop la hizo parecer otra mujer, sin una mínima arruga y los ojos más claros.
Esta campaña de belleza natural se sustenta en este discurso: “Creemos que es hora de un cambio. Creemos que es momento de ser reales y pensar real. Queremos que todas las chicas se sientan a gusto con quienes son y cómo se ven por dentro y por fuera. Esto quiere decir, no más retoque y no más súper modelos. ¿Por qué? Porque no hay razón para retocar la belleza. Creemos que la verdadera tú es sexy”.
Así las cosas, resulta fantástico cuando el mercado nos ofrece cosas que nos potencian, sin necesidad de cambiarnos y menos por completo. Cuando el mercado reconoce la diversidad y en esa línea hace sus ofertas, cuando no hay pocos estereotipos para encajar “a fuerza” o nos convertimos en mujeres al margen, o cuando no tenemos que ser perfectas sino simplemente lo que somos.
Se me viene a la cabeza Robyn Lawley, la modelo XL australiana que con su talla 42 ha reinvidicado la diversidad de la belleza, y tiene una marca de ropa (bikinis) para las mujeres caderonas y voluptuosas de tallas 40 a 50. Otro brote de lucidez en medio de la estandarización de mentes mercadológicas.
Pues sí, son un alivio estos brotes de inteligencia y amplitud de criterio, qué más les puedo decir, un enorme agradecimiento a la mercadotecnia que se atreve a romper esquemas como este que nos ha tenido durante tanto tiempo apretadas entre unos jeans más pequeños que nuestra cintura.