En momentos como los que vivimos actualmente, esta mentalidad adquiere un papel aún más preponderante, siendo capaz de moldear percepciones, decisiones y acciones de formas profundas y a veces impredecibles y peligrosas.
En el contexto de la era digital y la globalización, las masas están constantemente bombardeadas con información, desde las redes sociales hasta los medios de comunicación tradicionales. Esta avalancha de datos, que en muchas ocasiones son fake news, pueden manipular fácilmente las opiniones colectivas de maneras sorprendentes. Los algoritmos de redes sociales, diseñados para maximizar el compromiso, pueden amplificar ciertas narrativas y suprimir otras, influyendo en cómo las masas perciben el mundo que las rodea.
En tiempos de crisis, como los que enfrentamos, la mentalidad de las masas puede volverse especialmente volátil. La ansiedad puede propagarse como un virus social, dando lugar a comportamientos colectivos. La necesidad de pertenencia y la búsqueda de seguridad pueden llevar a las personas a conformarse con la opinión predominante, sin importar que no refleja sus creencias individuales. Basta tan solo voltear a ver lo que sucede en tantas universidades a nivel mundial; jóvenes que usan vestimentas, cargan mantas y gritan slogans sin tener idea de lo que significan en la mayoría de los casos.
La violencia que empieza con un juicio o prejuicio, sigue con palabras, violencia emocional y acaba en ocasiones con actos de vandalismo y violencia física.
Para entender y navegar eficazmente en este paisaje de mentalidad colectiva, es fundamental cultivar la capacidad de pensamiento crítico. Es importante cuestionar las fuentes de información y considerar una variedad de perspectivas antes de formar opiniones.
Gustave Le Bon, hace una crítica a la sociedad de masas. Menciona que la masa está formada por un conjunto de individuos de características diferentes, y ésta transforma al individuo aislado en una especie de célula de un espíritu colectivo; este espíritu no sólo reduce la autonomía de los individuos sino que también hay una reducción de la personalidad consciente y prima el dominio de los sentimientos.
En el análisis sobre el tipo de racionamiento de las masas Le Bon, afirma que se basan en analogías que es una de las racionalidades básicas del ser humano; muy semejantes a las de un niño o de un salvaje.
Finalmente, hay un predominio de lo inconsciente, se borran las aptitudes intelectuales, desaparece el sentimiento de ética y responsabilidad, hay un sentimiento de potencia invencible y hay una sugestión que genera el contagio.