Por Alvaro Rattinger
email [email protected]
twitter @varu28
Escribir sobre este tema es un acto de valor, estoy seguro de que me ganaré más de un comentario a favor y muchos en contra. La renuncia de un empleo es un asunto delicado y muy particular, no hay dos circunstancias iguales, pero si hay mejores prácticas. Salir de un trabajo es una oportunidad inigualable para crecer en lo personal y profesional, idealmente es una oportunidad de sumar aliados en nuestra incansable afán por adelantar nuestra carrera.
Creo que es necesario explicar que en la industria del marketing tenemos indices muy altos de rotación. Los últimos estudios de sueldos y salarios en mercadotecnia de merca2.0 revelan que la facilidad de cambiar de trabajo es detonante de abandonos desde los primeros 90 días de relación laboral. La intención de esta columna es ayudar en ese sentido y crear un marco en el que las estrategias de marketing –especialmente complicadas– no se queden en el camino por cambios de personal.
No se puede hablar de renuncias sin comentar el contrato social entre empleado y empleador, hay pocas relaciones más complicadas, no conozco mucha gente que se exprese bien del jefe, regularmente al hablar de los superiores se supone que son flojos, mentirosos y poco capaces. Me parece que es una verdad a medias, por algo llegaron a dicho puesto, más aún, si todos son así de malos, que pasará cuando el subordinado tome su lugar ¿automáticamente pierde todo valor? Es un asunto delicado, tampoco todos los subordinados son incapaces o poco preparados. El comienzo de la discusión se debe dar bajo el siguiente parámetro, hay de todo en esta vida, buenos y malos en todos los puestos. Una vez entendido eso se puede hablar de la ética en la renuncia de un empleo.
Para simplificar aún más se podría decir que hay dos tipos de personas en el mundo laboral según su compromiso ético y moral:
Etica y moral -> profesión
Profesión -> ética y moral
Es decir, hay personas que a partir de su marco ético/moral eligen su profesión y otras que ajustan su ética a lo que hacen cada día. En el segundo grupo se encuentran muchas veces los fraudulentos, charlatanes o corruptos. Estamos obligados –según el columnista– a cumplir los valores de nuestro hogar en la empresa, es decir, tratar al prójimo de la misma manera en que deseamos ser tratados. Esto no debe implicar que nos atropellen o maltraten, todo lo contrario.
Desde mi óptica y sólo como un marco de referencia propondría cumplir con al menos 6 puntos al renunciar de una empresa.
1. Dar aviso con 10 días hábiles de anticipación
No hay la menor duda, dos semanas son muy poco para contratar un reemplazo, tristemente se supone que estos días tienen ese objetivo. Todo lo contrario, los 10 días de aviso son para recibir el puesto, si se realizó un buen trabajo dentro de una empresa hace sentido que todas tus aportaciones requieran más de 8 horas para compartir con tus compañeros. Otro error grave es pensar que el aviso es para el jefe, en realidad el tiempo es para cerrar compromisos con el equipo. Por último, si se trabaja en puestos estratégicos es muy posible que salir rápido te haga responsable –por lo menos en percepción– de fallas futuras.
2. Platica tu salida
Si no hay espacio para crecer en tu empresa, tu jefe es un incompetente o de plano de bulean en la chamba, no dudes en decir que buscarás una mejor opción. Ese camino te permitirá ser honesto sobre tus entrevistas de trabajo y hasta recibir apoyo de tu jefe (si es inteligente). Además te permitirá escoger un nuevo empleo con calma sin la presión económica del desempleo.