La marca y el viaje de este intangible procura en similitud con la fantasía y el relato maravilloso instalarse figuradamente en el ideal, en esa cima podría ser el único lugar en el que nuestra marca exista en un perfecto encuadre con el todo. Por ende, esa cúspide, alcanzable o no, deberá ser la Greba que nos proteja del propio trastabillo.

La personalidad del topo en “El Viento De Los Sauces” del autor Kenneth Grahame. Esa inquietud mostrada por el pequeño cuadrúpedo en la ficción. Un texto que inició en Primavera, sí, en la ingenuidad primaveral que de vez en vez solemos tener en uno que otro despertar. El hecho de sentirse atraído a dejar la madriguera con un mínimo de reflexión aparente y decidiendo descubrir. El narrador ilustra desde la primera página la incertidumbre y desatino del personaje, mediante un “tirar la brocha”, lo desprende de sus obligaciones, logrando de inmediato un afán punitivo del protagonista.

Emprender es igual a ¿tirar la brocha? Es decir, desprenderse es una condición para el emprendimiento, probable esta sea solo una confusión semántica. Sin condicionar lo uno para que lo otro suceda, en definitivo, al menos la intención de crear requerirá de un viraje que no implica de facto desprenderse de lo que conocemos. Sin embargo, el enunciar un viaje representa en menor o mayor medida conocer si no un nuevo propósito, sí, un camino distinto al habitual.

La analogía de la ficción con ese abandono recurrente de la caverna Platónica al que todos nos enfrentamos en menor o mayor medida; un acto que se vive en gerundio, y nos desencaja de lo tradicional, un exhorto a la convivencia con lo que desconocemos o creemos desconocer. El asombro del Topo ante el descubrimiento de nuevas amistades y la complicidad compartida con un Sapo desordenado, un Tejón dominado por el orden, y una Rata disruptiva; va convirtiendo la odisea del Topo en una colonización de su consciencia, consciencia plagada de temores e incertidumbres.

Salir de la caja tradicionalista para nada significaría innovar, ni siquiera reescribirnos en una hoja en blanco lo es. Un primer capítulo de la historia que pretendemos construir o rediseñar podría iniciar o no, con el abandono de la llamada “Zona de Confort”, tal vez intentar redibujar la caja es también una opción para innovar. Lo cierto es, que hasta ahora, no existe una ruta crítica perfecta y mucho menos existe un manual de la abundancia. Una cosa afortunada de las Odiseas podría ser el obligado regreso o vuelta en “U”, preciso ahí radica la verdadera oportunidad de transformar.