Ryan Kelly resultó ganador de un premio Pulitzer, por una foto que tomó de un auto atropellando a un grupo de inconformes en una manifestación en Virginia, esa fue la última imagen que tomó para un periódico; a pesar de haber ganado el anhelado premio, el fotoperiodista hoy maneja las redes sociales de una empresa cervecera.

El caso de este reportero estadounidense (que apareció modestamente en algunos medios, pues su caso apareció en un boletín de prensa de la agencia AP), no es el único en el que un periodista exitoso decide cambiar de trabajo para mejorar sus condiciones de vida.

Sueldos poco competitivos, horarios de trabajo extendidos sin pago de horas extras en muchos casos, y en los peores, inseguridad, amenazas, atropellos a sus derechos humanos y violencia. Es la realidad de muchos periodistas en diversas partes del mundo, incluido México.

De acuerdo con datos del Índice de Libertad de Prensa 2018, liberado por Reporteros Sin Fronteras, México es el segundo país donde mueren más profesionales de la comunicación por llevar a cabo su trabajo, sólo superado por Siria.

Sólo el año pasado fueron asesinados 11 reporteros, incluidos los renombrados casos de Javier Valdez y Miroslava Breach. Lo más indignante para los propios comunicadores y la sociedad en general no sólo es la desmedida violencia contra los periodistas, sino la impunidad que prevalece, y mil veces peor, la participación de las autoridades en algunos de estos hechos. Sólo durante el sexenio de Peña Nieto han matado a 42 periodistas y 243 desde el sexenio de López Portillo.

La crisis de los medios es también un factor importante que no abona al nivel laboral de los periodistas; debido a que los medios tradicionales pierden lectores a la velocidad de la luz y que éstos se ven envueltos en problemas financieros, no tienen la capacidad de ofrecer sueldos dignos a sus colaboradores ni las prestaciones que exige la ley.

Sin embargo, para algunos expertos, no es que los grandes medios de comunicación sufran por no tener dinero, sino que es la mezquinidad de sus dueños la causante de los bajos sueldos. De acuerdo al reporte “Dueños ricos, reporteros pobres”, de Monitoreo de la Propiedad de los Medios, la brecha que perciben los millonarios dueños de los medios de comunicación y sus reporteros es gigantesca. La plataforma Indeed reportó que el sueldo promedio de un reportero mexicano es de 4, 560 pesos mensuales, mientras que el sector de los medios de comunicación en Mexico crece a ritmo de 8.6% anual, es decir, cuatro veces más que la economía nacional.

Este panorama que convierte al oficio de reporteros como uno de los más difíciles es el responsable de que un gran número de periodistas decidan cambiar de oficio y aprovechar sus capacidades de contar historias, su creatividad y su facilidad por generar textos de calidad para enrolarse en otro tipo de trabajos.

Hoy en día, las agencias digitales, por ejemplo, son una opción a la que con frecuencia acuden los periodistas que desean tener sueldos más decentes; el manejo de redes sociales, la creación de contenidos y las estrategias digitales han dejado de ser exclusivas para mercadólogos, pues cada vez más periodistas dejan a un lado las investigaciones profundas y el reporteo para dedicarse a otros oficios.

Mientras no existan condiciones justas para llevar a cabo el oficio del periodismo, muchos egresados de las carreras de periodismo y comunicación tendrán que optar por trabajos que poco o nada tienen que ver con su formación ni los anhelos de triunfo que tengan dentro del medio periodístico.