El mundo ama la tecnología, todos la amamos, pero estamos tan conectados a ella que, no sólo perdemos la capacidad de asombro, sino que a ratos nos olvidamos de los valores básicos de la vida y del motor que nos permite ver más allá de lo acostumbrado: la pasión por el mundo y su gente. Esta semana, Heineken nos ha sorprendido rompiendo un esquema tradicional de reclutamiento y realizando una creativa acción que se ha vuelto la mejor publicidad para promocionar los valores de su marca. Viral total.
La pregunta que gatilla la campaña es “¿Cómo eliges al talento indicado entre 1734 postulantes?” Ante la posibilidad de someterlos a las preguntas de una entrevista tradicional, las cuales necesariamente obtendrían respuestas tradicionales, la empresa optó por hacer una selección bastante más creativa, sometiendo a los participantes a situaciones bastante extremas y grabando cada episodio. Hubo tres pre-seleccionados, los cuales fueron votados en intranet por el equipo de marketing de la empresa y de ahí surgió el contratado.
De la elección se desprenden varias lecciones:
La marca es más que una marca. La identidad de ésta se vincula directamente con la gente y muestra que realmente le importa su opinión, sus valores y su participación. El año anterior invitó a sus clientes a diseñar una edición especial de botellas de cerveza, otro ejemplo de inclusión. La marca es históricamente conocida, ahora nace una cultura asociada.
El equipo de marketing es altamente creativo y trabaja unido. La acción y todo lo que involucró a la misma, muestra un trabajo en conjunto que va más allá de la obligación y de un alto presupuesto. Existe una pasión por la marca y eso trasciende.
Heineken es un buen lugar para trabajar. Cuando el foco está puesto en la persona, en sus valores y en su entusiasmo, más que en su capacidad de ser “calculador” como dice uno de los postulantes- que obviamente no quedó- el mundo presiente que la empresa puede ser un excelente empleador.