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El problema que enfrentan en punto de venta, Disney y muchas otras marcas, esta adopción de protocolos que en algunos casos resultan restrictivos.
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Debido a la gran diversidad de segmentos de consumidores que existen, las marcas tienen que adaptar protocolos como el uso de cubrebocas a cada uno de ellos.
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Innovar se ha convertido hoy en día en la mejor pauta que tienen las marcas para poder desarrollar estrategias cada vez más acertadas.
Un cubrebocas ha metido en problemas a Disney y con ello enmarca una semana de muchos problemas debido a la pésima racha que atraviesa, como consecuencia de la cont1ngencia.
La demanda de esta ocasión se suma a la que se entabló en días pasados contra la compañía, por culpa de un juguete de Toy Story 4, además del pésimo momento por el que atraviesan sus parques de diversiones, que han registrado el peor descalabro en ventas en su historia y pésimas cintas como Mulán, que se convirtió en el mayor fiasco en live action que ha tenido, debido a que no tuvo oportunidad de inyectar los enormes presupuestos en marketing y publicidad que tradicionalmente usa, para hacer parecer que se trata de una buena historia.
La demanda de esta ocasión pone en jaque los pocos puntos de venta con los que cuenta Disney en la actualidad y recuerda lo importante que es tener en mente a todos los segmentos de consumidores que hay en el mercado, dentro de los protocolos que se tienen que llevar a cabo en tienda.
Este simple caso nos obliga a hacer un análisis exhaustivo de todo el modelo de negocio de Disney y entender el momento por el que esta y otras grandes marcas atraviesan.
Magia de Disney no la salva de demanda
Disney vive una de las tantas pesadillas que ha contado en sus encantadoras historias y puede que tarde para que su príncipe azul llegue a su rescate, ya que la cont1ngencia por la que atravesamos se ha convertido en uno de los desafíos más grandes que hay para cualquier mercado en la actualidad.
Entre la serie de descalabros que esta compañía se ha llevado están una serie de demandas y la última ha sido interpuesta por una consumidora que llevó a su hijo autista a una tienda de la cadena en Pensilvania, desafiando el necesario distanciamiento social y confinamiento que se recomienda para enfrentar estos momentos, para con ello demostrar que la empresa dueña de Mickey Mouse tiene un error en cómo implementa sus protocolos.
Shea Emanuel argumenta que llegó a una tienda de Disney acompañada de su hijo quien padece autismo y que debido a esta condición no acepta llevar puesto un cubrebocas.
La mujer vulneró la salud del menor llevándolo a espacios comerciales donde el nivel de contagio es alto y el hecho de no llevar un cubre bocas exacerba el riesgo.
A pesar de este riesgo, la mujer quiso ingresar a la tienda Disney donde no se permitió el acceso del menor, por no llevar el cubrebocas puesto, requisito indispensable en este tipo de tiendas.
El argumento legal usado por la consumidora es que la ley local no obliga a llevar puesta la mascarilla, a personas que por condiciones médicas no puedan usarlo.
El caso nos recuerda una de las tantas quejas se levantaron contra Starbucks, cuando personas con capacidades diferentes argumentaron que retirar los popotes de plástico era discriminatorio, pues por ciertas condiciones médicas, estaban obligados a beber sus bebidas a través de ellos.
Esta demanda es un serio recordatorio de que las marcas enfrentan hoy más que nunca una serie de retos, ante los cuales tienen que entender las necesidades de cada uno de los consumidores que pueden ingresar a sus tiendas, sobre todo en medio de la cont1ngencia por la que atravesamos.