Aunque en la mayoría de las ocasiones asociamos el machismo con la violencia física, existen los llamados “machismos invisibles”, actitudes patriarcales culturalmente arraigadas en nuestro entorno que suelen pasar inadvertidas. Entre ellas figura el “manterrupting”, “mansplaining” o “machointerrupción” causante de que las mujeres se sientan intimidadas en las reuniones, ya catalogado como un micromachismo. Ésta es una de las conductas normalizadas en nuestra sociedad, contraria a la igualdad total entre hombres y mujeres. Estos hechos se dan con frecuencia en las reuniones de trabajo o escolares, durante las cuales los hombres pretenden corregir o “explicar mejor” lo que una mujer está expresando. También cuando una mujer está contando algo a un amigo o pareja y es interrumpida, está siendo víctima de mansplaining. Esta palabra fue una de las finalistas del año en 2014 del diccionario Oxford. Traducida literalmente significaría “hombre explicado”. Sin embargo, Fundéu señaló que la adaptación de este término al español sería “machoexplicación”. El concepto como tal se registra con la experiencia de la escritora Rebecca Solnit, a quien en una fiesta le preguntaron sobre qué escribía. Mientras ella le explicaba, el hombre la interrumpió y le dijo que había leído un libro “muy importante” sobre el mismo tema. Una amiga de la escritora trataba de decirle que estaba hablando del mismo libro de Solnit, pero él, no la dejaba hablar. Solnit contó esta experiencia, la publicó en el año 2008 en un artículo titulado “Men explain things to me” (“Los hombres me explican cosas”), donde criticaba este hábito masculino de explicar cosas a las mujeres, independientemente si sabían del tema o no, usaban un tono paternalista y condescendiente.

La palabra manterrupting proviene del inglés y se puede traducir al español como machointerrupción (de la combinación de macho e interrupción), término utilizado por la educadora social y sexóloga Sonia Saghafi durante sus charlas para crear conciencia y luchar contra el machismo imperante en nuestra sociedad. Sonia asegura que suelen darse casos de superioridad masculina y “machointerrupciones” constantes incluso en los ambientes más progresistas. Se refiere a ellos como “expresiones de un machismo profundo que todavía circula por nuestra sociedad y que sitúa a las mujeres y otros sujetos conceptualizados como no dominantes, como seres inferiores”.

La machointerrupción se define como “la práctica masculina de interrumpir de forma innecesaria el discurso de una mujer en repetidas ocasiones y sin el mayor recato, porque quieren y porque pueden”. Se da tanto en el mundo físico como en el virtual, donde tratan de desplazar a la mujer, anularla, invisibilizarla, y se trata de una de las prácticas machistas más obviadas en chats en la esfera tecnológica que a falta de regulación, hay que desenmascarar, obviar, exhibir y enfrentar para cambiar la mentalidad. “De las constantes interpelaciones en manada, pues así actúan las y los machos, el manterrupting es un fenómeno universal que afecta a mujeres de todos los estratos sociales, culturales y profesionales”, asegura Sonia Saghafi. Dice también que en la mayoría de los casos no hay argumentos y se da cuando un hombre interrumpe a una mujer para que la conversación gire solo en torno a él y a los temas que elige.

Expertas en el tema afirman que es urgente nombrar y visibilizar prácticas como el ‘mansplaining’, el ‘manspreading’ o el ‘manterrupting’ en los discursos sociales y políticos como factor clave para lograr un cambio social, ya que la práctica machista de interrumpir a una mujer de forma innecesaria y repetida es muy socorrido. Es una evidencia del grado del machismo del sujeto que la practica, no obstante sus habituales líneas discursivas de “yo nací de una mujer me casé con una mujer y tengo hijas mujeres”.

El manterrupting puede tener consecuencias a nivel laboral y social. Las investigaciones han demostrado que las interrupciones son más frecuentes en discusiones de estilo panel, en segundo lugar en las juntas y, en tercer lugar, durante reuniones a distancia o de forma digital en chats.

Uno de los muchos ejemplos de manterrupting identificados y analizados por especialistas se dio durante el debate a la vicepresidencia de Estados Unidos, que tuvo lugar el 7 de octubre de 2020, y tuvo como protagonistas a Kamala Harris, candidata demócrata, y Mike Pence, candidato republicano. Este interrumpió en varias ocasiones a Harris, quien respondió con una expresión rotunda: “¡Estoy hablando!”. Sus palabras, llenaron Instagram y Twitter de memes y referencias al manterrupting y al mansplaining.

La interrupción a mujeres suele acompañarse de otras prácticas machistas, como el robo de ideas, de frases, de artículos, de columnas, de planes, de teorías o hipótesis porque para los machos, la mujer “es más bonita quedándose calladita”.

La existencia de estas prácticas y el hecho de dominar el discurso y el espacio físico y ahora el virtual, son ejemplos del privilegio masculino y mujeres machistas con el mismo pensamiento, normalizado y naturalizado. A los hombres y mujeres machistas se les supone el derecho a saber y a expresarse sin temor a ser cuestionados constantemente, y también se les invita a ocupar y dominar el espacio público y ahora el virtual.