Mexicanos contra la Corrupción aseguró, en su último informe, que México está fuera de la prueba PISA a nivel secundaria. Es decir, que ningún alumno de ese grado escolar será evaluado con los criterios internacionales del Programme for International Student Assessment (PISA), el estudio de la OCDE que mide los conocimientos de los estudiantes de sus 37 países miembros.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el lunes que esa información es imprecisa y que el país seguirá aplicando pruebas PISA a sus alumnos de nivel básico.

Entre dimes y diretes, la realidad es que la educación en México vive uno de sus peores momentos. La pandemia ha provocado un rezago educativo preocupante. Para darnos una idea del tamaño del problema, veamos la Encuesta para la Medición del Impacto del Covid-19 en México, elaborada por el INEGI: más de 5 millones de estudiantes no se inscribieron al siguiente ciclo escolar por razones asociadas a la crisis económica y social que ha dejado la pandemia.

La brecha tecnológica en México es avasalladora. Mientras algunos toman clases en línea casi personalizadas desde sus tablets y computadoras, la gran mayoría debe hacerlo desde una televisión donde el esquema pedagógico deja mucho que desear. Hay niños que dejaron la escuela porque tuvieron que trabajar o tuvieron que acompañar a sus padres a sus centros de trabajo.

Es por ello que la Secretaría de Educación Pública (SEP) debería poner especial atención a acortar esa brecha. Y sobre todo entender que la educación no es un asunto de sindicatos, sino la médula espinal de un país que busca construir ciudadanos democráticos. Una forma de llegar a este objetivo es utilizando las tecnologías a favor de los que menos tienen.

Hace poco conocí a fondo una app educativa llamada Academia del Futuro. Se trata de una aplicación enfocada a alumnos y profesores de escuelas primarias. Es, por llamarlo de algún modo, la nueva herramienta de la educación a distancia. Una app que se describe a sí misma como “ágil, organizada y divertida”, porque las clases online son todo, menos esas tres cosas.

Academia del Futuro brinda cursos digitales de muchas áreas del conocimiento. Entre los profesores que los imparten hay desde astronautas de la NASA como José Hernández, hasta músicos como Benny Ibarra. También hay documentalistas marinos y ganadores de pruebas Ironman. Ya es hora de ver a la educación como un fenómeno lúdico-reflexivo, y no como una obligación casi burocrática. Es hora de comunicar nuestras líneas educativas de una mejor manera, porque en un futuro necesitaremos ciudadanos creativos, no enciclopedias que no sepan qué hacer con tanta información.

De acuerdo con datos de PISA, en México sólo el 1% de los alumnos obtuvo un desempeño de competencia alto en alguna de las tres áreas evaluadas y 35% no alcanzó el nivel mínimo de competencia en los tres campos que se evalúan. Ocupamos la posición 53. Los primeros lugares se lo llevaron regiones asiáticas: Beijing, Singapur, Macao y Hong Kong. En los países de Latinoamérica, 51% de los estudiantes  presentó bajo desempeño.

De ahí la importancia de construir una educación pública y privada que detone la creatividad y la reflexividad de los alumnos. La mejor educación es aquella que nos prepara para comunicarnos con los otros, por muy diferentes que éstos sean. Y esto sólo se logrará a través de un modelo pedagógico que pondere las necesidades actuales de los jóvenes sobre los viejos esquemas de la memorización.