El reporte más reciente de la Secretaría de Educación Pública visibilizó que en el ciclo escolar 2020-2021 -a nivel básico- más de 57 mil planteles no tuvieron acceso a agua potable; 58 mil carecieron de lavamanos; 35 mil no contaron con sanitarios y a más de 23 mil les faltó electricidad.
Lo anterior resulta ser preocupante porque la carencia de infraestructura y servicios básicos en las escuelas impide garantizar un regreso seguro a clases presenciales a las niñas, niños y adolescentes; especialmente en un contexto donde medidas como el lavado de manos y la limpieza continua de las instalaciones son indispensables para prevenir contagios de COVID-19.
Por ello, los centros escolares -especialmente aquellos que se encuentran en zonas vulnerables y marginadas- necesitan contar con los insumos y la infraestructura suficiente para mantenerse limpios y desinfectados. De igual manera, es fundamental que toda la comunidad escolar tenga acceso a cubrebocas, termómetros y sanitizantes suficientes para implementar filtros sanitarios.
El inicio de un nuevo ciclo escolar no debe de representar ningún riesgo para la salud de las niñas, niños y adolescentes.