Con ocasión de un curso para dirigir proyectos complejos auspiciado por la Universidad de Cambridge, tuve la oportunidad de leer acerca de la Carrera por conquistar el Polo, una historia de la vida real, que sucedió a finales del siglo XIX, en la que se exponen tres tipos de gerencia distintas, las consecuencias de las acciones de cada una y la importancia de la planificación.
A manera de resumen, en la historia hay tres personajes principales: Robert Falcon Scott, Ernest Shackleton y el último, Roald Amundsen. Esta semana me centraré en la historia de Scott.
En el año de 1895, cuando ya las potencias del mundo habían explorado gran parte del planeta, toda la atención se centró en la Antártida, con ocasión de esto Sir Clements Markham, explorador, escritor y presidente de la Real Sociedad Geográfica, lanzó la Expedición Nacional Antártica en 1901, y miles de personas se abocaron de manera voluntaria a dicha expedición, quizás el atractivo de la naturaleza inexplorada, la promesa de gloria y la posibilidad de escapar de la banalidad de la existencia habitual.
Mientras tanto, en Noruega, Fridtjof Nansen pionero de los viajes polares, era conocido por su meticulosidad y precisión científica a la hora de planificar una expedición. Quería explorar el Ártico y aventurarse más al norte que nadie. Creía que para tener éxito, debía basarse en las experiencias de los exploradores anteriores, inventó y mejoró muchas herramientas esenciales para realizar los viajes polares. Fue el primero en reconocer la importancia de la grasa en la dieta para este tipo de travesías, lo que le llevó a desarrollar raciones de alto contenido calórico. También fue pionero en seleccionar cuidadosamente a los individuos para una expedición, así como en dejar que un equipo estableciera sus propios objetivos. Para él, la solidaridad y el igualitarismo eran los principios rectores de un trabajo en equipo eficaz.
En 1893 arrancó su primer viaje hacia el Polo Norte, sobre un barco llamado “Fram”, diseñado para soportar la presión del hielo, pero que quedó atrapado en el hielo a 78° Norte hacia el Oeste. Una vez que el barco dejó de ir a la deriva con el hielo compactado, Nansen y su compañero, Hjalmar Johansen, llegaron hasta los 86° Norte en trineo, mucho más de lo que nadie había llegado en ese momento. Pasaron los siguientes nueve meses en un refugio hecho de nieve, piedras y piel de morsa, cocinaban y se mantenían calientes con aceite de foca mientras se alimentaban de carne de foca, morsa y oso polar.
En Gran Bretaña, la Marina Real lidera el proyecto. Markham aprovechó el creciente interés del público por la región para recaudar fondos, después de que un miembro de la Sociedad aportara 25,000 libras, el gobierno se comprometió a aportar otras 45,000 libras si las donaciones privadas podían igualar esa cifra. Él consiguió el interés de varios ciudadanos y, finalmente, del Príncipe de Gales. Recaudó en total 90,000 libras del año 1900, hizo planes para adquirir un barco, contratar personal y designar a Robert Falcon Scott como líder del mismo, un joven que fue moldeado en la cultura de la Marina de la época, con un énfasis en aprender a ejecutar órdenes en lugar de liderar. Otro miembro de la expedición era Ernest Shackleton.
El arquitecto designado por Markham para diseñar el barco de la expedición “Discovery” desconocía las condiciones polares, por lo que los defectos técnicos del barco, ventilación y aislamiento deficientes y un motor poco potente provocaran problemas durante el viaje. La embarcación tenía más fugas de las esperadas, lo que hizo que los suministros sufrieran graves daños. Irónicamente, las soluciones a todos estos problemas ya se conocían gracias a las experiencias de Nansen con el Fram.
Markham impuso sus propias nociones a la expedición, a pesar de los consejos de Nansen, se opuso al uso de perros para transportar las provisiones y prefirió el trabajo hecho por los hombres. Se identificaba con el ideal del logro a través del sufrimiento y la lucha contra la naturaleza con la fuerza humana bruta. Scott no tenía suficientes conocimientos sobre las expediciones polares para rebatir a Markham y no invirtió mucho tiempo en instruirse, él prefería simplemente ejecutar las órdenes.
Scott gestionó el Discovery como un buque de la Armada, a pesar que fuera una tripulación mixta, una estricta aplicación de los rangos, segregación de los oficiales por rangos y una limpieza diaria de la cubierta sin importar el frío que hiciera, garantizaba el cumplimiento a través de la autoridad formal en lugar de comprometerse con los miembros de la expedición.
A principios de enero de 1902, el Discovery avistó cabo Adare, encontraron tierras no exploradas y las bautizaron con el nombre de los principales patrocinadores de la expedición (el Rey Eduardo VII y Clements Markham). Quedaron atrapados en el hielo de la bahía del estrecho de McMurdo y construyeron un refugio de invierno en tierra, pero los hombres no querían abandonar el barco.
Se pidió a los marineros que limpiaran las cubiertas a pesar de la dureza del clima y se dedicaba poco tiempo a una planificación y preparación significativas, como experimentar con el equipo, los esquís o aprender a tener perros para arrastrar trineos. Cuando se dedicaron a las pruebas, su falta de habilidades se hizo evidente, un mayordomo se rompió una pierna, varios hombres se congelaron y un marinero, presa del pánico, en una pendiente, al estar equipado con unas botas que no tenían un agarre se deslizó hacia el mar y jamás se le volvió a ver.
En el viaje al sur, Scott había experimentado con cometas de señalización y las había perdido todas. En tierra, recurrió a dos globos proporcionados por la Oficina de Guerra, pero con las bajas temperaturas y el viento, consumieron más gas de lo previsto y no se volvieron a utilizar.
Dos marineros organizaron una carrera para probar cómo obtener el mejor rendimiento de los perros. Uno de ellos trató sin afecto y con tareas duras, mientras que el otro fue más amable en su manejo. Estos últimos respondieron a los ánimos y ganaron, aún así Scott no permitió que los animales tiraran de los trineos. Se negó a sacrificar pingüinos y focas para obtener carne fresca, incluso cuando sus hombres tenían graves deficiencias alimentarias. La Marina recomendaba el extracto de lima y limón para los viajes largos, pero Scott desconocía su valor.
No obstante, el equipo consiguió llegar a 82˚ 17’ Sur, más al sur de lo que nadie había estado antes. Fueron los primeros en caminar hacia el sur en la plataforma de hielo de Ross. El viaje de vuelta se vio marcado por acontecimientos preocupantes. La imposibilidad de que el equipo utilizara perros para el arrastre supuso un trabajo extra y todos los animales tuvieron que ser sacrificados.
Scott se ganó la aclamación del público gracias a sus discursos y a un libro acerca de la expedición, aunque la Real Sociedad y otros científicos se mostraron escépticos sobre el valor de la investigación y la precisión con la que se llevó a cabo.
En esta parte de la historia vemos que a pesar de que Scott haya alcanzado algunos logros, lo que le ha llevado a tener un lugar en la historia, su mala planificación, sus decisiones desacertadas y su poca capacidad de liderazgo le llevaron a causar pérdidas no solo materiales, de tiempo y humanas de magnitudes gigantescas.
La próxima semana hablaré de Ernest Shackleton, un gran líder que asumió decisiones erradas.