La idea de entrenar computadoras para que imitar el razonamiento humano básico surgió en la década de los años 50 del siglo pasado, cuando comenzó a explorarse la solución de problemas y métodos simbólicos. Fue en la década de 1960, en los Estados Unidos, que el Departamento de Defensa se interesó en este tipo de trabajo y logró en 2002 producir asistentes personales inteligentes.
Este trabajo inicial abrió el camino para la automatización y el razonamiento formal en las computadoras, incluyendo sistemas de soporte a decisiones y sistemas de búsqueda inteligentes que pueden ser diseñados para complementar y aumentar las capacidades humanas.
En ese entonces no se vislumbraba que la imitación del razonamiento humano en el futuro reduciría en gran medida el trabajo más tedioso y repetitivo de los expertos en comunicación.
El término Inteligencia Artificial (IA) fue adoptado en 1956, pero se ha vuelto más popular hoy día gracias al incremento en los volúmenes de datos, algoritmos avanzados, y mejoras en el poder de cómputo y el almacenaje. La tendencia es que todas las tareas posibles de automatizar se adjudicarán a las máquinas, lo que eliminará errores de factor humano. Sin embargo, todas las responsabilidades relacionadas con las habilidades sociales seguirán perteneciendo a los humanos.
Aunque las historias de ciencia ficción representan la inteligencia artificial como robots semejantes a humanos que se apoderan del mundo, la evolución actual de las tecnologías no tiene esa capacidad. La inteligencia artificial ha evolucionado para beneficiar a muchas áreas de la actividad humana.
El uso de la IA se está adentrando cada vez más en nuestro día a día. Hace posible que las máquinas aprendan de la experiencia, se ajusten a nuevas aportaciones y realicen tareas como seres humanos. Empleando estas tecnologías, las computadoras pueden ser entrenadas para realizar tareas específicas procesando grandes cantidades de datos y reconociendo patrones en los datos.
El objetivo principal de los sistemas impulsados con Inteligencia Artificial es emular el comportamiento humano a la hora de realizar determinadas tareas. Esto, que para algunos es considerado como un elemento preocupante para conservar su trabajo, en realidad es de gran utilizada para los expertos en PR. Principalmente a la hora de automatizar tareas, pudiendo aumentar sus capacidades y focalizando el trabajo en tareas que de verdad aporten valor.
¿Cómo puede la IA ayudar al trabajo de los comunicadores?
El grado de exactitud y rapidez con el que los sistemas con IA computan datos es mucho mayor que el de los humanos, por lo que se pueden utilizar para la realización de tareas como la gestión de crisis, el monitoreo de las redes sociales y medios de comunicación, la prospectiva (pronóstico de tendencias, redacción de historias con datos estructurados, generación y actualización de listas de medios, transcripción de audio y video a texto, etc.
Sin embargo, las capacidades personales de los especialistas de la comunicación siguen y seguirán siendo imprescindibles para el ejercicio de la profesión.
Según la página web de la BBC, “Will a robot take your job?”, los profesionales de la comunicación tienen una probabilidad del 18% de ser sustituidos por una máquina, puesto que la mayor parte de las tareas decisivas de los especialistas en esta disciplina requieren en alto grado de la sensibilidad humana, por ejemplo, para construir nuevas relaciones con stakeholders, desarrollar estrategias creativas, mantener la confianza de los clientes, crear contenido e historias originales. Por ello es improbable que el trabajo del comunicador se automatice, pero se complementa muy bien con las aportaciones de la IA. Tal es el caso de precisión que necesita un experto en comunicación para la planificación de campañas, para lo cual es necesario determinar el mejor momento para lanzar una campaña, definir cuál es el medio ideal para el lanzamiento o encontrar el slogan o leitmotive que mejor capte la atención del consumidor.
Los sistemas de IA pueden aportar información valiosa en grandes bases de datos proporcionando respuestas a preguntas esenciales para el éxito de un proyecto, como por ejemplo determinar qué redes sociales son más efectivas, qué día de la semana y hora del día son los mejores para conectar con la audiencia, qué medios de comunicación o influencers son los más adecuados para una determinada campaña, qué titulares son los más apropiados para usar, etc.
En la industria de la comunicación, al igual que en otros sectores, existen muchas tareas menores que terminan ocupando gran parte de tiempo y dedicación de los profesionales. No obstante, ese tiempo podría ser empleado en ejecutar acciones que realmente repercutan de forma positiva en la creación de negocio y que de verdad ofrezcan valor para conseguir los objetivos trazados. Por ejemplo, la IA puede ayudar en la automatización de actividades como la creación de informes interactivos, el control y la auditoria de contenidos, el uso de alertas de información.
Los comunicadores manejamos grandes cantidades de datos. No es fácil reconocer de forma rápida y efectiva toda esa información para extraer los detalles más significativos de los todos canales (redes sociales, emails, medios, etc.). La inteligencia Artificial puede analizar y extraer esa información deseada en tiempo récord para mostrar a los comunicadores detalles de los influencers más representativos, los haters con más repercusión que pueden dañar a la empresa o a sus marcas, calcular el nivel de interacción, etc.
Si bien la estrategia y la calidez de las relaciones humanas son insustituibles, la IA representa un valioso auxiliar para la función de Comunicación.