Hablar de cómo las máquinas van a sustituir el trabajo de la mente de las personas ya es un tema común en todos los medios y deja de ser una narración de ciencia ficción. Las máquinas, con la tecnología aplicada en las computadoras, están aprendiendo de las mismas personas que más tarde, la mayoría de ellas, serán sustituidas por esa tecnología que siguen desarrollando.
Un avance tan o más importante que lo ocurrido en la revolución industrial y que está afectando, de cualquier manera, a gran velocidad, a las diferentes industrias que existen en el mundo. Una de ellas, la nuestra, donde opera la mercadotecnia.
Se dice que la Inteligencia Artificial (IA) es la tecnología del porvenir. Si, puede ser. Como herramienta de mercadotecnia para resolver un rompecabezas, formado por los billones de datos flotando en la red, es la fórmula perfecta para ordenarlos, clasificarlos, filtrarlos y aprovecharlos para el objetivo que busquemos y aplicarlos a nuestras estrategias, e inclusive logrando predicciones del comportamiento de nuestros públicos objetivo en un “pis pas”.
Un trabajo logrado con mucha mas rápidez y efectividad que lo que pueden hacer varias cabecitas humanas capacitadas para ese mismo tipo de tarea. Qué bueno y qué malo.
Y nos subimos al tren para aprovechar la IA o nos quedamos en tierra. Y no parará. Salen nuevas herramientas, apps, innovaciones tanto en los medios como en el diseño y la producción de nuestras campañas, donde parece que el único límite o tope es el que le pongan las mismas personas que la desarrollan y utilizan.
Pero parece también que estamos dando de comer a una mascota, que de inicio la vemos hermosa, potente, robusta, porque está bien alimentada y hasta la presumimos cuando la sacamos a pasear. Pero este cachorrito, aunque bonito y grande, está creciendo como Clifford. ¿El riesgo? Que puede ser un Clifford bonachón y amigable con el que podemos convivir sin problemas, aunque siga creciendo más y más o todo lo contrario.
¿Será que es demasiado tarde para darnos cuenta que “La Criatura” se le está saliendo de control al Dr. Víctor Frankenstein?
Y cuando me refiero al control no me refiero a que se deje de desarrollar tecnología para la IA (eso, si no se usa para fines nefastos, como los bélicos, siempre significará un avance para la humanidad), sino más bien a poner las reglas del juego de una vez y por todas.
Reglas que deban definir y visualizar la manera de convivir con la IA sin que afecte a su mismo creador: el Ser Humano. Estas reglas ya se están considerando en lo que creo puede ser un buen avance y muestra para la escena internacional.
La votación de la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea fue aprobada por mayoría y ya se anuncia como un avance muy importante en el mundo sobre la regulación de la IA.
Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, la describe como “una legislación que, sin duda, marcará la pauta mundial en los próximos años”. Completamente de acuerdo.
Ya solo falta que los miembros del Parlamento Europeo discutan los detalles con el Consejo de la Unión Europea y la Comisión Europea. Después de eso, el proyecto de ley se podrá convertir en legislación. Aunque se estima que se pueda aplicar en dos años, ya es un gran avance.
Aunque puede haber cambios o ajustes en el proceso, la ley se basa en una clasificación de los riesgos que la IA podría suponer para la seguridad, la salud o los derechos fundamentales de las personas y establece obligaciones para proveedores y usuarios.
El proyecto de ley incluye cuatro niveles de riesgo (inaceptable, alto, limitado y mínimo) que pueden aparecer en algunos de estos casos (en todos ellos ya hay aplicaciones en la industria de la mercadotecnia):
Prohibición de la IA de reconocimiento de emociones. Se prohíbe el uso de la IA que intente reconocer las emociones de las personas bajo vigilancia, o en espacios como las escuelas y los lugares de trabajo.
Prohibición de la biometría en tiempo real y la vigilancia predictiva en los espacios públicos. Los grupos de vigilancia no están a favor de prohibir las tecnologías biométricas en tiempo real, que consideran necesarias para una policía moderna. Algunos países, como Francia, tienen previsto aumentar el uso del reconocimiento
facial.
Prohibición de puntuación social. Se prohibiría la práctica de utilizar datos sobre el comportamiento social de las personas para hacer generalizaciones y perfiles. La práctica de utilizar datos de comportamiento social para evaluar a las personas es común en la concesión de hipotecas y la fijación de tarifas de seguros, así como en la contratación y la publicidad.
Nuevas restricciones para la IA generativa. Se prohíbe el uso de cualquier material protegido por derechos de autor en el entrenamiento de modelos lingüísticos, como el GPT-4 de OpenAI. El proyecto de ley exige que los contenidos generados por IA se etiqueten como tales.
Nuevas restricciones a los algoritmos de recomendación en redes sociales. Los sistemas de recomendación de las redes sociales estarán sujetos a una inspección mayor sobre su funcionamiento. Y las empresas tecnológicas podrían ser más responsables del impacto de los contenidos generados por los usuarios.
¿Qué opinan? ¿Deberemos promover una regulación de la IA o dejarla libre?
“Cualquier pensamiento de peligro parecía infinitamente remoto”. 2001: A Space Odyssey