Escuchaba hace unos días, una conferencia sobre Inteligencia Artificial (IA), donde entre los ponentes se encontraba Alejandro Hernández Bringas, director general de MCM Telecomm, que hablaba sobre como las empresas estaban incorporando las nuevas tecnologías y donde advertía que, si bien había mucha emoción por la adopción de la IA, advertía que debería de reinar la ecuanimidad.
En el caso de las relaciones públicas (RRPP) no son la excepción. La IA ha puesto a revisión algunas de las prácticas más comunes en las RRPP, impactando en sus herramientas y sus prácticas, desde la forma en que desarrollan sus correos electrónicos, hasta sus contenidos en redes sociales, lo que genera a esta actividad a nuevas dificultades y ansiedades.
Un estudio reciente descubrió qué es lo que los profesionales de la comunicación corporativa están viendo actualmente en la IA: ¿para qué la usan, en dónde quieren aplicarla, qué les entusiasma y a qué le temen?
El informe “El futuro de la IA en RP”, obtuvo más de 200 respuestas, donde sorprende (¿o no?), que el
64 por ciento de los entrevistados aún no había incorporado herramientas de IA en sus actividades comunes, mientras que el resto ya las tenía. Lo relevante del tema está en conocer qué esperan de la IA
en el futuro, dónde pueden crear eficiencias y qué les inquieta.
Una marcada mayoría, encuentra en la IA una valiosa herramienta para la generación de contenido. Esto no es una sorpresa dada la ubicuidad y el aumento de los chatbots que pueden crear contenidos en un instante y las herramientas de generación de imágenes. El gran desafío para la mayoría de los encuestados que están utilizando la IA para la generación de contenido, es que lo que producen requiere todavía de una edición importante.
Es de esperarse que esto mejore en el futuro y las herramientas puedan usarse para en tareas como ajustar las publicaciones en las redes sociales, generar encuestas básicas, crear puntos de conversación, ayudar con los documentos de las preguntas frecuentes y que pueda convertir los borradores en un documento final.
La IA conlleva también eficiencia y velocidad, ya que automatiza las tareas rutinarias, como el monitoreo de los medios, el análisis de datos y la creación de contenido y, en general significa ahorro de tiempo y aumento de la productividad.
Otra de las ventajas que lleva la adopción de la IA, es la personalización, pues permite adaptar las comunicaciones a las preferencias y comportamientos individuales, mejorando el compromiso y la efectividad. Así también la ven como un magnífico instrumento para el análisis de datos, ayudar a comprender el sentimiento de la audiencia y medir el éxito de la campaña. Si ya todo lo anterior resulta ser muy útil para enfrentar una crisis, se vislumbran aún más aportaciones para maximizar los sistemas para su gestión.
Por supuesto, que, ante la implantación de cualquier tecnología nueva, surgen las dudas y los temores.
El más presente es el aumento en la dependencia de la IA, lo que podría reducir la demanda de ciertos roles, lo que lleva a preocupaciones por desplazamiento laboral. La segunda quizá, y muy delicada, es la
precisión y el sesgo. Las herramientas de IA pueden perpetuar sesgos existentes presentes en sus bases de datos y otra información guardada, con lo que pone en riesgo que se puedan producir contenidos inexactos.
Esto nos lleva al tema de la transparencia: la naturaleza de ‘caja negra’ de algunos algoritmos de IA puede dificultar la comprensión de cómo se toman las decisiones, lo que origina problemas de confianza. Y otro tema que no hay que soslayar, son las consideraciones éticas. El uso de IA en RRPP plantea problemas éticos en torno a la privacidad, la seguridad de los datos y el potencial de prácticas manipuladoras.
Entre la emoción de la llegada de la IA y las dudas que esta genera, los profesionales de las RRPP deben de concentrarse en aspectos que los llevaran a tener más control y menos incertidumbre. El aprendizaje continuo es uno de ellos, mantenerse actualizado con los avances y tendencias de IA en la industria es
elemental.
Otro aspecto es salvaguardar el uso ético de la IA desarrollando directrices que establezcan pautas claras para su uso y asegurando el respeto de la privacidad, la transparencia y la equidad. Esto está unido a la mitigación del sesgo, lo que se puede lograr auditando regularmente los sistemas IA para identificar y puntualizar, asegurando que las emisiones de contenidos sean precisas y objetivas.
Con la adopción de estas iniciativas, los profesionales de las RRPP pueden abordar de manera efectiva los desafíos de la IA, aprovechando sus beneficios mientras mitigan los riesgos potenciales y las preocupaciones éticas. Bajo estas condiciones, estarán de acuerdo que esto resulta, sin duda, emocionante.