Hace varios años que poco a poco la palabra Navidad se ha ido eliminando de las pautas publicitarias a nivel global. Son cada vez más las empresas que optan por emplear el mote de Felices Fiestas. Ello hace de las celebraciones algo más incluyente, ya que el término de Navidad o Natividad viene del nacimiento de Jesucristo; deidad en la que no todo el mundo cree. En lo que si cree todo el mundo es en dar regalos y celebrar algo durante los meses de diciembre y enero.
Por ello, es más redituable incluir todas las celebraciones, Navidad, Año Nuevo, Hannukah, Kwanzaa, festivales de invierno, entre otros.
Y es que con frecuencia se nos olvida que la gran mayoría de la gente en este planeta no celebra la Navidad, o no tradicionalmente. Mercados como el chino, el japonés o el indio han adoptado algunos aspectos de las celebraciones occidentales; pero en esencia sus creencias no coinciden exactamente con aquellas que concuerdan con la mayoría de nosotros. El aceptar a Santa Claus es una cosa, pero el nacimiento de Jesús es algo completamente distinto.
Los mercadologos hemos llegado a la salomónica solución de las Felices Fiestas. En general me parece una hermosa solución. Aunque no han sido pocos, sobre todo en los Estados Unidos que se han molestado por este cambio en tendencia. Lo ven como una amenaza a los valores tradicionales. Estaciones completas como Fox News han dedicado horas de su programación para protestar en contra de esta tendencia que viene aparejada con la correctez política que domina a la sociedad occidental actual.
Es en extremo interesante que la principal oposición de este cambio de paradigma venga de la sociedad que concibió a la Navidad como una fiesta comercializable como tal. No hay nada más “americano” que el cambiar con la finalidad de obtener mayores ganancias. La Coca Cola dejó de ser una medicina para convertirse en refresco para vender más. Los Sundaes se inventaron como un postre que pudiera comerse los domingos ya que por alguna razón estaba prohibido tomar agua gasificada los domingos a principios del siglo pasado. A Santa Claus le dieron un extreme make over para que portara los colores del refresco de cola más popular, en vez de su verde original. Si bajo ese mismo precepto de maximizar las ganancias cambiamos las reglas para incluir todas las fiestas del fin de año del calendario gregoriano, ¿Por qué no?
En fin, a mí me parece lo adecuado, por ello les digo: ¡Felices Fiestas a Todos!