Por razones prácticas muchas veces caemos en el facilismo de los términos generalizados en cuestiones digitales y de repente nos encontramos diciéndole “Marketing Digital” a todo lo que huela, pase y se haga en línea. Los clientes no lo diferencian y nosotros a veces, tampoco.
Decimos que ofrecemos “Marketing Digital” y hacemos tareas aisladas como un website o content marketing en vez de decir que ofrecemos estrategias de “Inbound Marketing” para lograr atraer los prospectos deseados y convertirlos en clientes. Una gran diferencia de objetivos ¿Cierto?
Aunque ambos términos guardan cierta relación, el Inbound Marketing se trata de una estrategia por lo tanto se define como el conjunto de acciones planificadas y coordinadas sistemáticamente en el tiempo que se llevan a cabo, para lograr los objetivos. Mientras que el Marketing Digital es el conjunto de tácticas, son las actividades de promoción a través de los canales digitales, es decir, el conjunto de componentes que se integran para alcanzar los objetivos.
Aquí vemos claramente que no es lo mismo ofrecerle a un cliente simplemente Marketing Digital a través de una página web que ofrecerle toda una estrategia de Inbound Marketing que incluye marketing de contenido para atraer clientes (blog, ebooks, social media marketing, seo, sem), luego habilitar las tácticas de conversión (landingpage, CTA, forms), para que finalmente se pueda hacer el cierre del prospecto logrando la venta (CRM, Emailmarketing) y la fidelización del mismo atendiéndolo con acciones individuales (encuestas de satisfacción, ofertas exclusivas, atención a clientes en medios sociales).
Evidentemente hay barreras de tiempo y presupuestales que nos limitan el ofrecimiento, sin embargo lo que yo veo con cierta regularidad es que muchos clientes no tienen un brief definido o el que tienen no refleja lo que necesitan y esas son las oportunidades de oro para nosotros como profesionales.
En esos casos es cuando podemos ofrecer una estrategia completa a nuestros clientes que les garantice un retorno de inversión y a su vez, una relación de largo plazo con “sus” clientes. Ahí está nuestro valor agregado, ahí es cuando deberíamos ofrecer una estrategia y no simplemente, una táctica.