Santiago, Chile.- A ratos se nos olvida que las redes sociales están presentes en nuestras vidas, en lo formal, desde que publicábamos diarios murales en colegios y universidades. Desde siempre, la necesidad de comunicación de todo tipo- emocional o comercial- nos ha obligado a buscar formas de llegar a un público más amplio con nuestras inquietudes y mensajes. El fin último de todo: compartir con otros seres humanos. La fuerza del sentimiento se hace presente en redes sociales  hoy y no importa cuánto tiempo se tarde en viralizar el contenido, está ahí para nosotros. Compartimos con ustedes una acción de marketing artístico que tiene ya tres años, pero que vale la pena de ser revisada (o revisitada).

Se trata de una experiencia que publica por estos días el sitio The Restauranton y que nos cuenta la intervención realizada por la artista serbia Marina Abramovic – “El Artista está presente”- en la que ella sólo se sienta a mirar a los ojos a quienes pasan frente a ella, por un minuto.

Por fortuna, la experiencia fue grabada por los organizadores, seguramente como herramienta de marketing digital para promocionar actividades a futuro. Gracias a esa grabación, podemos hoy conocer la historia de la artista y del que fue su pareja hace más de 23 años, el alemán Ulay.

Se conocieron en Amsterdam y la pasión por el arte y por su propia relación, los llevó a realizar intervenciones en las que potenciaban todo lo referente al ser humano. Después de algunos años, decidieron separarse y para sellar el fin, realizaron una performance- “Los Amantes”- en torno a la Muralla China. Cada uno caminaba por un costado hasta encontrarse y luego de un abrazo se despedían para siempre.

Pasaron los años y la casualidad (¿o causalidad?) hizo que Ulay estuviese presente en la intervención de la artista y fuera uno de los asistentes que tuvo la posibilidad de sentarse en silencio frente a Marina.

Compartimos con ustedes este video que, más allá de ser viral hasta hoy, nos recuerda el impacto que tiene en cualquier campaña de marketing o publicidad, el factor “emoción”, más ahora en que las redes sociales nos permiten conocer el mundo y a su gente – tan idéntica a cada uno de nosotros- con una rapidez impensable.

Rescato un comentario del video, que señala la inclusión de la música justo en el minuto en que Ulay aparece y su efecto. Quien realiza la acotación, justifica así la emoción que provoca el video, al  menos en parte. Y puede tener razón, porque la música es capaz de desarmar a cualquier persona con algo de sensibilidad. Es bueno considerar ese punto.