El 2017 fue el año de las criptomonedas, ya que el Litecoin creció más de 500 por ciento, mientras que el Bitcoin más de 1000 por ciento, aunado a que comenzaron a surgir decenas de monedas virtuales, e incluso compañías como Kodak lanzó la suya, mientras que PayPal reveló que las aceptaría como modo de pago en 2018.
Pese a las críticas que existen en su contra, las criptomonedas comienzan a ser aceptadas abiertamente por bancos centrales y calificadoras, que las ven como una “opción real de pago”. Su institucionalización paulatina también ya hizo eco en las personas comunes que no tienen ningún tipo de inversión financiera.
De acuerdo con LendEDU, persiste la fiebre por las croptomonedas, ya que el 18 por ciento de los inversores han utilizado tarjetas de crédito para comprar bitcoins, e incluso hay compras diarias de “moneda por moneda”.
Es decir, una quinta parte de los compradores de Bitcoin no podría pagarlas sin endeudarse. Concretamente, fueron 672 inversores activos tan solo durante el mes de diciembre, y de ellos, el 22 por ciento no pudo pagar su saldo después de comprar la moneda virtual. La tendencia va al alza, ya que en enero de 2018, las búsquedas en Google de “Bitcoins+tarjeta de crédito” aumentaron.
Pero el riesgo es latente, ya que comprar con un plástico un activo virtual que podría desplomar su valor de un día a otro podría generar deudas millonarias para cualquier tipo de inversionista, pues tan solo cabe recordar que el Bitcoin perdió 30 por ciento de su valor en un fin de semana.
Para Bloomberg, no hay garantía e que los retornos de inversión del bitcoin sean rentables a largo plazo, mientras que los bancos, o dueños de las tarjetas de crédito pedirán de vuelta sus recursos.