La sorpresiva renuncia del jugador del Arsenal y hasta hace unos días de la selección alemana, Mesut Özil, al representativo del país eurpeo luego de acusar racismo tras aparecer en una foto con el presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, previo a la Copa del Mundo de Rusia 2018; ha generado una ola de ecos tanto por lo inesperado de la decisión así como por las tensiones políticas que enfrentan los países involucrados.
A mediados de la semana, el mandatario se pronuncio acerca de la fotografía, la cual es catalogada de polémica. “Hablé con él. No pueden digerir el hecho de que posó en una foto conmigo”, declaró Erdogan a una cadena local; “apoyo las declaraciones de Mesut Özil”, añadió el jefe de Estado.
“Para mí, hacerme una foto con el presidente Erdogan no tiene nada que ver con la política o con las elecciones, sino con el respeto hacia el máximo cargo del país de mi familia”, explicó el jugador.
Este jueves, el presidente de la Asociación Alemana de Futbol, Reinhard Grindel, indicó que debería haber dejado claro que el racismo es inaceptable después de que el jugador de 29 años renunciara al seleccionado; de acuerdo con Reuters, Grindel rechazó las acusaciones de Özil que señalaban al organismo como racista; sin embargo, destacó que lamentaba que la fotografía fuera mal utilizada para justificas “palabras racistas”.
“En retrospectiva, como presidente debería haber dicho en forma clara que obviamente, para mí en lo personal y nosotros como asociación, cualquier forma de racismo es inaceptable e intolerable”, refirió el directivo a través de un comunicado.
Reuters detalló que algunos políticos así como líderes de la comunidad turca pidieron la dimisión de Grindel, pero otros señalaron que las acusaciones del futbolista estaban fuera de lugar.