Conflictos activos en el orbe tenemos muchos; existen alrededor de cincuenta y ocho, y que preocupan por la alteración de la paz de quiénes los sufren y de las autoridades que lidian con las posibles soluciones en sus cuartos de situación.
Lo anterior, lo sabemos y hasta lo hemos normalizado muy a nuestro pesar. De pronto, nos esperanzamos pensando que, para paliar con esto, existe el cabildeo internacional, en donde los expertos dibujan escenarios para una buena resolución de los enfrentamientos.
Sin embargo, lo que no debemos permitir, es que grupos terroristas que solo buscan desestabilizar a las sociedades del mundo por medio de la violencia extrema y la instalación del miedo, busquen derrumbar estructuras sólidas y legalmente constituidas terminando con la paz y la armonía entre las naciones. Este es el reto al cual nos enfrentamos y que nos oprime a todos.
El sábado 7 de octubre del 2023, quedará marcado en la agenda internacional y en los libros de historia, como una fecha sangrienta que viene a sumarse al resto de los acontecimientos entre Palestina e Israel en donde se han enfrentado por territorio y pugnas religiosas a lo largo de los últimos años.
Lo cierto es que esto pudiera haberse evitado de haberse respetado la resolución 181 de la ONU dictada en 1947, que mandataba dividirse el territorio, originalmente Inglés, entre un estado árabe y uno judío con un régimen internacional especial para Jerusalén, mismo que ha sido trastocado por grupos de presión como Hamás, que resultan inaceptables pues motivan graves consecuencias en un contexto en donde el mundo cada día abandona la globalización y se integra en bloques, lo cual complica el sano entendimiento.
¿Qué tenemos ahora?
El tablero geopolítico queda delimitado por tres grandes esferas encabezadas por fuertes jugadores internacionales. El primero, liderado por Occidente y la India que despliegan una fuerte defensa de Israel, recordando que el gobierno encabezado por Narendra Modi, desarrolla una política nacionalista que excluye a los musulmanes.
El otro bloque, está integrado por China y Rusia que se limitan a declarar un cese al fuego, pero queda su beneplácito hacia países del mundo árabe que tienen sentimientos favorables a los palestinos. Esto representa una seria amenaza.
También está Irán, que se menciona está detrás de la planificación del ataque.
Al final de la lista, están los países que se ostentan como de izquierdas en países democráticos y que, por razones políticas, no atinan a condenar este tipo de afrentas de manera firme por temor a quedar mal con su eje ideológico.
El estatus del conflicto nos lleva a encender las alarmas y a activar las agendas haciendo que líderes como Joe Biden afirmen con fuerza, “Vamos a asegurarnos de que Israel tenga lo que necesite para defenderse”, lo cual abre la red temática, denominada: CONFLICTO EN ISRAEL, para que otros actores se involucren declarando a favor o en contra.
La red temática sin duda seguirá creciendo en un conflicto que cuenta con la amplificación de las redes sociales y la democratización de los medios de comunicación.
La misión que tenemos como humanos civilizados de convertir el mundo en un lugar mejor para vivir, queda por ahora en pausa.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.