Por Oscar Rojas
Twitter: @Amenazza
Recuerdo bien a mi maestro de matemáticas en la preparatoria. Un tipo alucinante. Entraba al salón, y sin preocuparse por callar el típico escándalo escolar, comenzaba a escribir fórmulas y problemas en el pizarrón, daba su explicación –aunque le pusiéramos atención o no–, que por lo general duraba entre 15 y 20 minutos. Después, nos indicaba una serie de ejercicios que había que completar durante el resto de la clase (seguramente incluidos en el clásico libro de A. Baldor) y plácidamente, se sentaba a fumar un cigarrillo y a ver la vida pasar hasta que sea agotara el tiempo de clase.
Pero hoy lo recuerdo mejor porque me enseñó una gran lección y no precisamente de álgebra. Alguna vez, durante una clase, me dijo: “tú cuate, nomás te haces al Tïo Lolo…”. Lo que me quiso decir, es que él me estaba dando los elementos básicos para que yo comprendiera la lección y que junto con los ejercicios en clase y las tareas en casa, de mí dependía el aprovechar la oportunidad que se me presentaba de aprender y lograr mi objetivo básico: aprobar la materia. Obviamente cuando llegaba la hora de las evaluaciones mensuales, reprobé. En efecto, le estaba haciendo al Tío Lolo…
Hoy en día es común encontrarte con estrategias de “Tíos Lolos” y me refiero a la práctica de crear seguidores falsos. Me sorprende cuando algunas personas preguntan cómo hacer para conseguir followers, comprarlos o peor aún, aquellos que cuentan que crearon perfiles falsos, ya sea para incidir en el performance de una campaña, para “rentarlos” con la intención de generar clicks (a cambio de dinero, claro), para inflar el número de seguidores de una cuenta o trollear de manera anónima a la competencia – bueno, nunca nadie me ha contado que haya hecho algo así, pero lo vemos claramente en las cuentas de nuestros queridos políticos mexicanos.
En el plano conversacional, se me hace lo más tonto (como el mismo Tío) el crear cuentas falsas para generar interacciones porque eso significa que tu estrategia o campaña no está basada en una investigación previa que fundamente: quiénes son tus followers, dónde están, de qué hablan, qué les gusta y posiblemente cómo quieren que te acerques a ellos.
Sigo dudando si en algún momento del camino es válido el sembrado de perfiles y/o comentarios como una alternativa para generar afinidad y participación de la comunidad o en su defecto, para que otros usuarios lleguen a la misma por medio de alguna búsqueda y entonces se enganchen y generen una conversación.
En este sentido, a la hora de confrontar métricas y reportar resultados, me pregunto si los creadores de perfiles tienen el descaro suficiente para decirle a su cliente que sus respectivas 10 cuentas son falsas y por ende sus contenidos también y que no estás agregando valor a la estrategia de su marca.
Al final de cuentas, lo que uno busca a través de una estrategia digital es vender. Las agencias y empresas deben generar estrategias reales sin correr el riesgo de perder credibilidad, porque si vendes campañas fake, probablemente tu relación con el cliente también va a ser fake.
Como bien decía mi maestro de matemáticas: “Tú cuate, no te hagas al Tío Lolo”. Están claros cuáles son los elementos básicos para generar estrategias conversacionales transparentes y honestas y de nosotros depende aprovechar la oportunidad que se nos presenta para aprender de nuestros seguidores y lograr cualquiera que sea nuestro objetivo básico. Cuando llegue la hora de las evaluaciones, van a reprobar…
Que siga la conversación…