La estrategia de Clubhouse para lograr la atención de todos fue similar a la que había utilizado Google cuando lanzó Gmail: acceso sólo por invitación.
Hasta ahora, parecía que le había ido muy bien a la plataforma de redes sociales centradas en salas de audio. De hecho, todos hablaron de ella y de su revolucionario plan de expansión.
De la misma manera en que lo había hecho Gmail a comienzos de los 2000, el acceso a Clubhouse requería de una invitación de alguien que ya estuviera registrado en la aplicación.
Fue tal el furor que las recomendaciones se volvieron tan solicitadas durante los meses de cuarentena que llegaron a venderse en tiendas de comercio electrónico, como eBay y Amazon.
En lista de espera, según datos proporcionados por Clubhouse, llegó a haber más de 10 millones de personas.
A mediados de julio, Clubhouse finalizó la primera etapa de su plan y abrió las suscripciones para todo público, lo que significaba que desde ese momento cualquiera podía (y puede) tener una cuenta simplemente descargando la aplicación.
Pero el resultado no fue muy explosivo. Al menos, no todo lo atractivo que Clubhouse esperaba.
La aplicación tuvo 480 mil nuevas instalaciones en todo el planeta en la semana del 21 al 25 de este mes, de acuerdo con datos de SensorTower. Esto representa un aumento de sólo el 18 por ciento respecto de los cinco días anteriores, cuando era “cerrada”.
La misma firma de investigación dice que en la App Store Clubhouse ocupó en esa semana el 10mo lugar entre las aplicaciones en la categoría de redes sociales gratuitas en su primer día abierto al público. Como punto de comparación, se puede destacar que incluso el total de descargas de GoogleDuo fueron superiores.
En la tienda de Android, en tanto, sitio en el que Clubhouse es una app mucho más nueva, apenas logró ubicarse en el top 20.
Para una aplicación que recientemente superó a Instagram, TikTok y WhatsApp en las tiendas de aplicaciones globales es, sin duda, un debut mediocre.
Cuando comenzó con la estrategia de invitaciones, Clubhouse dijo que el sistema fue clave para crecer y para mejorar la app. Así, fue incorporando nuevos usuarios en lotes y desarrollando funciones nuevas, como los mensajes directos.
Pero, sin su aire exclusivo, Clubhouse pareciera haber resignado mucho de su atractivo.
Algunos expertos entienden que sin el misterio de saber qué hay dentro de Clubhouse, la estrategia se cae a pedazos.
“Ahora Clubhouse tendrá que pagar para que la gente se sume”, bromeó en las redes Alex Lieberman, CEO de MorningBrew, un boletín tech que apunta a la generación millennial. Para Lieberman, la app se percibía mejor cuando era “misteriosamente genial” que como una “casa abierta” a todos.
Sin contar los datos de los Estados Unidos, la performance de Clubhouse no es mala.
El mes pasado, la app de salas de audio logró 7,78 millones de nuevas descargas, 5,85 millones de las cuales fueron sumadas en India, publica Wired.
Este crecimiento internacional fue importante en el éxito de la última recaudación de fondos de la compañía, donde fue valorada en poco más de U$S 4 mil millones.