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Los premios Oscar se han consolidado como uno de los mayores referentes en el mercado cinematográfico, gracias al peso de las historias que reconoce.
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La transmisión a través de televisión se ha convertido en una de las principales estrategias de los premios Oscar.
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Uno de los elementos que más ha caracterizado a los premios Oscar ha sido el reconocimiento a cintas que han logrado impactar en la industria como Roma.
La estrategia de contenidos de los premios Oscar ha llegado a una serie de excesos, como el querer saturar con apuestas supuestamente inclusivas, tal como ocurrió en la pasada edición celebrada este domingo y que marcó una pauta muy interesante para este evento, que en esta edición registró un decrecimiento en el número de audiencia alcanzada.
La audiencia es clave para este tipo de eventos, pues con base en el número de televidentes es que logran tasar un mayor precio por los espacios publicitarios que muestran, sin embargo, la estrategia de este año le ha cobrado rating a los premios Oscar.
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Los Oscar fracasaron
Si a ti no te gustó la actual edición de los premios Oscar no has sido la única persona, de hecho, las métricas refieren que esta ha sido una muy mala edición de los premios, debido a la baja en la audiencia que registró la celebración.
Cifras proyectadas por The Hill advierten que el número de televidentes pasó de 29 millones en 2019 a 23 millones en la edición que se transmitió este domingo, con lo que el evento se contrajo de manera significativa en el número de personas que miraron el espectáculo y que se ha convertido en uno de los problemas que debe enfrentar la Academia, desde que decidiera dejar sin conductor su festejo.
Uno de los elementos que pudo haber fallado durante la premiación fue la pésima estrategia cómica de cada una de las actuaciones que ejecutaron los presentadores de los ganadores en cada una de las categorías, quienes recurrieron a bromas sin mayor gracia, que lograron convertir a dos cómicos personificados de gatos en el momento más divertido de la noche.
A estas actuaciones hay que sumar la interpretación musical que se llevó a cabo, con números que difícilmente lograron cautivar a las audiencias por lo mal coordinadas que estaban y el poco sentido que las canciones hacían con el evento sin temática.
A todos estos aspectos se tiene que sumar el elemento político, uno que ha sido explotado hasta el cansancio desde que Donald Trump es presidente y que a la fecha ha dejado de ser atractivo para las audiencias, por el contrario, se ha convertido en contenido innecesario, sobre todo cuando las tendencias en redes sociales se centraron en una pésima reacción del actor Shia LaBeouf, quien copresentó una categoría junto a un joven que padecía síndrome de Down, llegando incluso a ser señalado de haber cometido discriminación contra el joven presentador.
Tampoco podemos negar el aspecto negativo entorno a todas las ocasiones en que Parasite subió a recoger premios, motivando en los usuarios de redes una asociación xenofóbica del triunfo de actores y director de esta cinta con el coronavirus, que se ha esparcido desde China a nivel mundial.
Los Oscar tienen un serio problema de reputación en estos momentos, por lo que es importante trabajar en una estrategia de contenidos que ayude a la marca de eventos a ser trascendente.
Esto se ha podido entender de mejor forma ahora que revisamos el histórico de la audiencia que ha registrado Nielsen, en el que se advierte que ha pasado de registrar 46 millones de personas sintonizando los premios a 26 millones registrados durante 2018.