Por Oscar Rojas
Twitter: @Amenazza

De acuerdo con estudios recientes de Forrester e IBM, la mayoría de los CMOs y CEOs de las principales empresas reconocen que “Social” no es una tecnología, herramienta o tendencia, sino la nueva forma de los consumidores de conectarse con la gente y las cosas que les interesan. Para las empresas, es simplemente la nueva forma de hacer negocios.

Todos quieren estar en “social”. Una vez que lo tienes decidido vas y le pides a alguien del departamento de marketing o de comunicación que dé de alta el perfil de la empresa en Facebook y Twitter. Listo, ya estás en redes sociales.

Con un poco más de suerte (y de presupuesto), contratas una agencia (por favor que tenga más de 2 años de antigüedad, credenciales y experiencia probada). Perfiles en Facebook y Twitter, canal de YouTube, quizá Foursquare y si nos vemos arriesgados, Pinterest. Un poco más de arrojo y valor y nos montamos un Tumblr o -¿por qué no?- abrimos un blog.

¿Y ahora qué? Eso, necesitas un concepto creativo y una estrategia de activación de contenidos que no es otra cosa que un plan accionable que te permita crear, administrar y optimizar texto, imágenes, infografías, video y aplicaciones. Importante agregar que, de preferencia, debe estar alineada a las necesidades de tus clientes y los objetivos de tu negocio.

Esta estrategia se compone de 3 procesos fundamentales:

• Creación: el proceso creativo y de desarrollo que incluye todo tipo de medios y debe nutrirse -de preferencia- del resultado de un sistema de escucha y monitoreo de conversaciones (entender, planear, desarrollar, optimizar). Aquí los básicos:

•  Texto: ¿Cuánto es mucho o poco? (en un país donde la gente no lee). ¿Quién va a escribir los posts del blog del Director? ¿Quién va a escribir el contenido especializado (médico, técnico, científico, etc.)?

• Imágenes: ¿Quién las va a generar? ¿Cuentas con los derechos de todas las imágenes que tu community manager utiliza para ilustrar sus posts en Facebook? ¿Le vas a pedir a tu comunidad que suba fotos? ¿Cómo, cuándo y para qué las vas a usar?

• Infografías: ¿De qué van a ser? ¿Cada cuándo vas a hacer una? ¿Cuentas con los datos duros para desarrollarla?

•  Video: Todos sabemos que no es tan sencillo como agarrar la camarita del teléfono y ponerse a grabar. ¿Cuántos videos necesitas? ¿Qué tipo de producción requieren? ¿Cada cuánto los vas a liberar?

• Apps: Una aplicación es contenido y debes tomar en cuenta su utilidad, fecha de lanzamiento y tiempo de vida. ¿Para qué sirve? ¿Por qué la habrían de bajar los followers?

• Distribución: el proceso de definir dónde y cómo vas a publicar contenido. Puede ser en una plataforma “alquilada” o “propia” como un sitio o una plataforma social (Facebook, YouTube, etc.)

• Promoción: un error común es creer que la gente vendrá a nuestros sitios y plataformas a consumir nuestro contenido de manera orgánica por lo maravilloso que es. La verdad es que si no contemplas un par de caminos para promoverlo, tendrás que tener la suerte de “Edgar se cae” para triunfar. Piensa en:

• Search Optimization (SEO)
• Sembrado de video
• Ads con video (video rich)
• Una estrategia con influencers*

Recuerda que un “influencer online” no es una celebridad que cobra por twittear. No se genera influencia pagando por postear mensajes sin sentido como, lamentablemente, se ha convertido en una práctica común en el mundo del PR offline (me refiero a llevar famosillos a fiestas y eventos de marcas: eso no son relaciones públicas).

En resumen, para estar en redes sociales necesitas algo más que “ganas”. No olvides que el propósito del contenido es que pueda ser reutilizado a lo largo de todo el mix de marketing. Es importante también entender lo que los consumidores están buscando y ofrecerles un camino sencillo para encontrarlo. Finalmente, mientras más fácil sea compartir el contenido en los diferentes canales sociales, mejor.

Que siga la conversación…