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Una encuesta puede ser increíblemente valiosa para negocios, instituciones e individuos para guiar ciertas decisiones
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Por esta misma razón, es crucial poder identificar si algún reporte podría estar potencialmente sesgado o ser engañoso
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Así pues, la gente tiene que aprender a identificar qué fuentes de información son fidedignas o confiables
Cada vez hay un mayor sentimiento de desconfianza entre los usuarios, especialmente hacia los medios de noticias e información. No solo hay un sinfín de estudios que miden el impacto de las llamadas fake news en el mercado. También plataformas como Facebook han invertido en soluciones para detectarlas y eliminarlas lo antes posible. Pero estos recursos engañosos no solo se presentan como artículos. Podrían también aparecer en la forma de una encuesta.
Muchos estudios serios han analizado cómo la gente interactúa con este tipo de contenido y datos. Una investigación liderada por la Universidad de Bonn apunta que una encuesta puede estar plagada de problemas, aún si los agentes que la realizan tienen buenas intenciones. Por ejemplo, muchas veces la super-simplificación de las respuestas puede causar confusión entre los participantes. Y en ocasiones, es difícil determinar si las respuestas son fidedignas o no.
A eso se le debe de sumar la posibilidad que una encuesta haya sido creada, si no es que total y completamente fabricada, con la intención expresa de probar un punto u otro. Este tipo de “análisis” de datos pueden ser tan graves como las fake news más tradicionales, pero mucho más difíciles de identificar por la confianza inherente a estos contenidos. Según la firma de investigación Defoe, hay cinco elementos que se deben revisar para corroborar su fiabilidad:
Comparar preguntas y declaraciones de una encuesta
Muchas veces, aunque una colecta de información haya sido realizada con todas las medidas de ética y rigurosidad científica, el significado puede cambiar mucho en la interpretación. La gran mayoría de estos resultados no se dan a conocer como bases de datos, sino como frases y conclusiones más fáciles de digerir. Y que en ocasiones, pueden cambiar el sentido de la pregunta y las respuestas originales, dando lugar a malentendidos, sesgos y datos engañosos.
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Determinar tiempo y lugar
Es fácil para una encuesta decir que representa un caso promedio de un sector específico, como todos los mexicanos. Sin embargo, muchas veces la recolección de datos se hizo solo en un segmento clave de la población. En este sentido, hay que analizar a cuántas personas se les hicieron las preguntas, por qué canales y en qué temporalidad. Todos estos factores son importantes para determinar si las condiciones podrían haber cambiado su percepción o no.
Estilo de encuesta
Hoy en día hay muchas formas de recolectar información para un censo, desde ir de puerta en puerta hasta organizar llamadas telefónicas y encuestas por internet. Cada uno de estos tiene sesgos y problemas que alteran la precisión de los datos. Es crucial que la gente revise cómo se hicieron las conversaciones. Y, si no hay datos sobre la metodología, entonces hay una muy buena posibilidad que los resultados que se presentan no sean precisamente confiables.
Margen de error
Como es casi imposible censar a toda la población que intenta representar una encuesta, se escogerá siempre una población representativa. Esto, junto con otras particularidades de la recolección de información, significa que siempre hay un margen de error. Es decir, un rango en que los resultados del estudio varían múltiples puntos porcentuales. Esto quiere decir que, si hay resultados cerrados, las conclusiones podrían no ser estadísticamente significativas.
Contexto de la encuesta
Finalmente, y de nuevo, no cualquier proceso de recolección de información se hace por un agente imparcial. De hecho, en la mayoría de las ocasiones (si no es que en todas), quien lleve a cabo las entrevistas y la compilación de información tendrá metas y sesgos únicos. Y estos van a influir, de una forma u otra, en los resultados presentados. Esto no significa que todos los reportes son inútiles o engañosos, pero sí que pueden llegar a reflejar una realidad parcial.