Con elecciones presidenciales en el 2024, el próximo año es definitorio para los actores que desean participar en los comicios, y hoy me gustaría poner la lupa en las candidaturas independientes y lo que pueden representar para nuestro país.
Dentro de los partidos tradicionales el desfile de aspirantes ya empezó. Los militantes del PRI han sido los últimos en levantar la mano, como previamente se ha hecho en Morena. Si hasta el momento usted no se ha emocionado con lo que ve, no le culpo.
Pero qué pasaría si desde la sociedad civil también se van destapando opciones con intenciones serias de estar en la papeleta para el 2024. Y no hablo de candidatos “independientes” como en el 2018 cuando contendieron personas nacidas en el seno de las estructuras políticas tradicionales, sino de ciudadanos profesionales, empresarios, comerciantes que quieran tomar acción por tener un mejor país.
¿Cuáles serían las implicaciones de tener un personaje independiente, como candidato presidencial en 2024? Creo que mayúsculas. En primer lugar, las personas podrían tener en sus manos una opción de cambio real, no un simple cambio de partido como ha sucedido en los últimos 20 años, y sólo esa idea emociona.
En segundo lugar, las ideas y propuestas cobrarían protagonismo en el debate político. A un candidato independiente, de trayectoria profesional exitosa, no se le podrá acusar de formar parte del “pasado”, de los partidos tradicionales, o los “conservadores”. Ese discurso pierde asidero, y ganan relevancia las ideas y propuestas.
En el debate de las propuestas e ideas el candidato de Morena, como partido de gobierno, estaría obligado a rendir cuentas de la gestión y no contaría con el arma de acudir a gestiones pasadas para defenderse. En otras palabras, las deficiencias de la actual administración quedarían al desnudo.
Mientras que más allá de Morena, las implicaciones de una candidatura independiente para el sistema político tradicional, especialmente los partidos opositores (PRI, PAN, PRD, MC). En el momento en el que la sociedad vea a una persona con ideas y propuestas claras, una cara nueva sin la contaminación de la política tradicional es una opción real que tienen en sus manos para guiar el destino del país, se preguntará con más razón “¿para qué seguimos gastando 6 mil millones de pesos al año en una estructura gigantesca que no nos representa?”
Para los partidos tradicionales sería una llamada de atención a construir liderazgos reales, opciones reales que puedan representar a todos los mexicanos, cada quien desde su ideología política. Hoy el 60% de los mexicanos no se sienten representados por los partidos políticos; seguramente se vean más en el espejo de un profesional exitoso, uno que como ellos se levanta día a día para construir un mejor país.
Después de los goles del mundial, quizás un candidato realmente independiente, sí sea algo que emocione a los mexicanos en el 2023.