La educación es un derecho que todas las niñas, niños y adolescentes deben tener. Idealmente, el 100 % de la niñez regresaría a las aulas este próximo 28 de agosto, fecha que se ha estipulado como el inicio de regreso a clases. Sin embargo, este escenario sigue siendo tan solo un sueño para muchos. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cierre del año pasado había más de 280 mil niñas y niños de 5 a 11 años de edad que no asistieron a la escuela, lo que representa el 2 % de los 15 millones de la población infantil existente en México.
Desafortunadamente, mientras más alejadas y alejados estén de la escuela, mayor será la probabilidad de que no regresen y se enfrenten al trabajo infantil, la violencia, el matrimonio infantil y otras formas de abuso, porque sí: la educación es clave en el fin de múltiples vulnerabilidades, pues contribuye a terminar con el ciclo de la pobreza y así reducir desigualdades.
La educación también brinda conocimientos y habilidades básicas para el bienestar y desarrollo de las niñas y niños. En los espacios escolares aprenden, conviven, juegan y construyen las bases para edificar un conocimiento más profundo y fortalecer relaciones sólidas para desarrollarse en el futuro, además, el ir a la escuela les da a niñas, niños y adolescentes los conocimientos fundamentales para lograr su máximo potencial y ejercer sus derechos.
Por eso, debería preocuparnos muchísimo que existan niñas y niños en riesgo de no continuar con su educación. Necesitamos garantizar un regreso a clases seguro y efectivo. Es primordial que se establezcan condiciones para fortalecer la calidad educativa. Eso incluye: asignar recursos para mejorar la infraestructura escolar; construir más aulas; acompañar a las maestras y maestros en su proceso de
formación y educación continua; garantizar que las madres, padres y cuidadores reciban apoyo con el aprendizaje en el hogar y apoyo de salud mental y psicosocial;
así como adaptar el sistema educativo a las condiciones, intereses y contextos específicos para garantizar su permanencia en los salones de clases. Sin ello, el regreso a clases será claroscuro. Amargo. Injusto.
En Save the Children seguiremos trabajando e implementando proyectos acompañados de programas dirigidos a la formación y capacitación de docentes, que nos ayuden a garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad, para promover oportunidades de aprendizaje permanente que les beneficien
directamente a niñas, niños y adolescentes, como a también a sus familias.