Una de las promesas que el hoy presidente LĂłpez Obrador repitiĂł como estandarte en todas sus campañas fue que se suprimirĂan los paradigmas de la administraciĂłn pĂşblica que se refieren a los privilegios de sus funcionarios.
Convencido de que los vicios de siempre que otorgan toda clase de privilegios a funcionarios pĂşblicos de todos los niveles son prácticas nocivas para las finanzas del paĂs, cuyas prioridades deberĂan centrarse en apoyar a los menos beneficiados econĂłmicamente, AndrĂ©s Manuel empleĂł sus primeros dĂas de gobierno en cumplir dos promesas de campaña en decisiones que causaron un gran impacto mediático: puso a la venta el fastuoso aviĂłn presidencial y cambiĂł el estatus de los Pinos de residencia oficial a centro cultural abierto al pĂşblico.
Las decisiones que promueven la austeridad comienzan a permear todas las secretarĂas y dependencias del estado en cambios inĂ©ditos que realmente comienzan a impactar a la administraciĂłn pĂşblica; por supuesto, sus seguidores aplauden los cambios, pero los más escĂ©pticos y sus detractores dan una lectura distinta al nuevo orden que el gobierno está imponiendo.
Como era de esperarse, los decretos lanzados por el titular del Poder Ejecutivo para hacer a un lado la lujosa parafernalia al gobierno y sus instituciones, no dejan de causar polĂ©mica: se ha dicho que la venta del aviĂłn es poco conveniente, pues en la transacciĂłn se perderán entre 76 y 137 millones de dĂłlares; se ha acusado al gobierno de errar al tomar la decisiĂłn de suspender la construcciĂłn del nuevo aeropuerto, y justo ayer comenzaron a llover crĂticas por la decisiĂłn de que, si un funcionario pĂşblico es despedido y no regresa a la federaciĂłn la liquidaciĂłn que le den por dicho despido, Ă©ste entrará en una lista negra con la que no podrá ser contratado en el gobierno en 12 meses.
Los más fĂ©rreos detractores de las polĂticas de LĂłpez Obrador comentan que esta serie de modificaciones son señales de que no se está fomentando la austeridad republicana, sino una serie de condiciones para que el pueblo no consiga salir de su pobreza, y en esta condiciĂłn social y de ignorancia, pueda seguir siendo manipulado por el Estado.
Como si de una novedad se tratase, más de un opositor del nuevo rĂ©gimen está acusándolo de que las medidas econĂłmicas que está tomando no sĂłlo no son suficientes para el combate real de la pobreza, sino que, por el contrario, son deliberadamente formuladas para que los Ăndices de pobreza no disminuyan, con las bondades manipulatorias que esto trae consigo.
Los crĂticos del presidente condenan que, las acciones de no trasladarse en grandes convoyes de camionetas blindadas sino en un auto compacto, de viajar en vuelos comerciales, de disminuir los salarios de la burocracia y los altos cargos en la polĂtica son decisiones que, más que una imagen de austeridad, le otorgan al mandatario y su gobierno una imagen de buscar que MĂ©xico sea eternamente pobre.
Lo que poco comentan los detractores del nuevo rĂ©gimen, quizá porque no les conviene recordarlo, es que el hecho de otorgar ayudas sociales a los más marginados ha sido una práctica neoliberalista que ha permanecido por varias dĂ©cadas de gobiernos priistas y panistas más recientemente. La poca evoluciĂłn entre el espĂritu de dar asistencia a los pobres es el nombre del programa social: Solidaridad, Progresa, Oportunidades y Prospera
Desde el gobierno de Carlos Salinas hasta el reciente culminado de Enrique Peña Nieto, se destinaron 824 mil 997 millones de pesos a los mencionados programas sociales, sin embargo, estas iniciativas no lograron disminuir el nĂşmero de pobres, sino sĂłlo contenerlos. En el MĂ©xico de 1994 existĂan 47 millones de pobres, cuando Carlos Salinas impulsĂł Solidaridad, mientras que en 2018 la cifra asciende a 53.4, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de EvaluaciĂłn de la PolĂtica de Desarrollo Social (Coneval).
Sea cual fuere el principal impulso para promover ferozmente las polĂticas de austeridad en todas las instancias de gobierno, si la nueva administraciĂłn no realiza cambios sustanciales al combate a la pobreza, podemos esperar pocos o nulos resultados, con o sin sueldos altos, camionetas blindadas, aviĂłn presidencial, aeropuerto en Texcoco o lujosas residencias presidenciales. Recordar siempre que lo más importante está en el fondo y no en la propaganda.