La linea entre ser percibidos como alguien que sólo quiere hacer negocio y aquel que se preocupa por las necesidades de los clientes, suele ser muy delgada y notoria a los ojos de la audiencia que a la menor provocación reacciona de forma negativa. Una de las prioridades de las empresas debe de ser preocuparse más en sus clientes y menos en los recursos comerciales.
Suena descabellado pero hoy en día lo que la gente quiere es tener una experiencia diferente, que le deje un sabor de boca agradable, en donde al final, la marca sea la ganadora al conseguir la lealtad de los consumidores. Ponte a pensar si en vez de decir “un negocio es un producto o servicio” lo vendes como “una marca es una promesa de satisfacción” el cliente seguramente se sentirá halagado.
Han quedado atrás esos días en que los consumidores compraban lo que fuera y no les importaba que marca era, hoy por hoy una marca es la encargada de crear expectativas, vender emociones, provocar admiración y sobretodo, inspirar a las personas para que se sientan parte de ella; este fenómeno es conocido como lealtad del cliente.
Las empresas principalmente estadounidenses que implementan programas de lealtad logran hasta 60 por ciento de sus ingresos, según un estudio de The Boston Consulting Group. En México son varias las marcas que ya están implementando estas estrategias, pues les resulta más barato conservar un cliente que ganar uno nuevo.
Sin duda alguna, los dueños o inventores de las marcas pueden imponer la misión de su negocio, pero son los mercadólogos los que pueden trazar la estrategia y al final son los consumidores quienes determinan quienes son sus favoritos.