Santiago, Chile.-El publicista chileno Roberto Arancibia, un experto real en el tema de marketing digital y publicidad, dice siempre, en sus charlas y entrevistas, que las redes sociales han democratizado a los medios. Y claro, cualquier persona tiene derecho a decir lo que le venga en gana- siempre y cuando no dañe el honor de otro, ojo-, a opinar con respecto a cualquier acontecimiento y, con ello, hacerse oír no sólo por sus pares, sino también por los medios tradicionales y las personalidades de todos los ámbitos. Hoy voy más allá, creo que Internet en general ha democratizado el conocimiento.
Es claro que Internet da cabida a millones de fuentes, muchas de las cuales pueden no ser fidedignas o sólo el resultante de un “copy paste” de otras, pero la gracia que tiene esa multiplicidad de vías informativas es que, quien las utiliza tiene a su alcance todo lo que requiere para formarse una opinión y transmitirla por cualquier medio.
Hoy no es tan difícil como antes, hacerse experto. Basta con el grado de interés por un tema y la capacidad para adquirir conocimientos de peso. El periodista y cientista político chileno Rodrigo Hollman, por ejemplo, comenzó a interesarse hace algunos años por el análisis del lenguaje no verbal. Primero fue la red, luego los libros y hoy es una autoridad reconocida en el país. A diario recibe invitaciones para dar charlas, analizar a personajes públicos y hasta, en oportunidades, ha participado en la observación de juicios. Claramente hablamos de un profesional con base y capacidad que ha ampliado su campo, no es un desconocido, pero lo hizo en un principio a través de la red.
En este marco, lo negativo sucede cuando las personas se adjudican la propiedad de contenido de dominio público y lo reclaman como tal. Las coincidencias en la creación existen, sobre todo si nos referimos a temáticas altamente conocidas por quienes circulamos en el mismo ámbito profesional. Entonces, salvo que hablemos de estudios de física nuclear, no resulta sano dudar de la multiplicidad de caminos para llegar a un tema.
Cabe señalar que, si el contenido es exclusivo y pertenece a alguien en particular, es ético, no sólo para los periodistas, sino para todo el que escribe o promociona un conocimiento por cualquier medio, citar la fuente.
Por lo anterior, si vacilas con respecto a la información a utilizar, googlea el término que buscas y encontrarás millones de coincidencias. Si eliges una, debes señalar su origen, no así de repetirse la información (de hecho jamás podrás acceder a todas las fuentes que parecen idénticas, es imposible). Cuando lo anterior sucede, con temas de dominio público, es válido señalar que tu síntesis informativa proviene de varios orígenes, con eso basta.
Sin duda estamos en la era de la democratización de contenido y más que un dolor de cabeza, debiera ser una ventaja. Además, como dice otro colaborador de Merca20, Guillermo Pérezbolde “El conocimiento que no se comparte, pierde por completo su valor”