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La empresa líder en ciberseguridad realizó breve ejercicio que pone la lupa en la madurez emocional.
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Descubren que los usuarios digitales son vulnerables cada vez más a la presión social de sus relaciones.
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Crece la práctica de “stalkear” cuentas y expertos analizan cómo esto genera problemas de salud mental.
Aunque lo nieguen, muchos no conocen el límite entre ser parte de la vida de su pareja y espiarla en el ecosistema digital; de acuerdo con un estudio, en este último año se evidenciaron aún más los diferentes tipos de usuarios cibernéticos, desde el que stalkea en sus propias cuantas y de manera superficial, hasta el que aumenta sus interacciones en torno a su enamorado y las personas que lo rodean, ya sea agregando amigos en común o publicando estados “gancho”.
Según una encuesta reciente de NortonLifeLock, los índices de inseguridad emocional se ven reflejados en las cifras de la plataforma líder en ciberseguridad.
Esto, ya que, con una participación de 2 mil adultos elegidos al azar, la empresa global demostró que prácticamente la mitad (46 por ciento) ha stalkeado o espiado a sus parejas (actuales, pasadas o futuras potenciales) en las redes sociales y, sobre todo, sin su conocimiento ni consentimiento.
Y es que en torno a las respuestas recabadas poco antes de terminar el 2021, por lo menos 1 de cada 10 individuos, mujeres y hombres, admiten haber creado un perfil falso en las principales plataformas (Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat o TikTok) para poder seguir los pasos y actividades de sus amantes con comodidad y con el fin de reducir al máximo la posibilidad de ser descubiertos.
Crean las redes grandes “detectives”
Los expertos de NortonLifeLock que indagaron en las acciones amorosas de los usuarios de redes sociales, explicaron que existe una delgada línea entre el amor y la obsesión que puede llegar a desdibujarse con el uso en exceso de las plataformas digitales.
A la práctica de fisgonear en fotos, amigos, post y reels de nuestros seres queridos se le conoce como snooping; sin embargo, es una acción que se ha estudiado en los últimos años debido a que puede llegar a dañar la salud mental del usuario que se deja llevar por sus impulsos “detectivescos”.
María Magdalena Orosan, psicóloga de TherapyChat y experta en terapia de pareja, destaca que es normal conocer los hábitos de personas que apenas conocemos en la web, pero que se convierte en preocupante cuando esas ganas de saber sobre otra persona se convierten en una necesidad. Identificar la diferencia entre curiosidad y ansiedad es la clave.
“Lo importante es detectar si nos estamos excediendo en la atención puesta, ya que se puede llegar al extremo de olvidarse del mundo y quedarse fijado en esa búsqueda: la señal de que quizá nos estamos excediendo es cuando estamos tan fijados en un tema que nos hace sufrir; cuando sucede esto, internamente sólo preocupa saber más y más, cosa que lleva inevitablemente sacar conclusiones y construir una realidad pararela a la que se está viviendo”.
“La necesidad de tener algo bajo control nace del miedo, de la inseguridad y de la falta de confianza propia; eso hace que aparezcan las comparaciones y que perdamos la seguridad y el propio equilibrio interno”, explica la experta Sheila Estévez a El País.
“Esta conducta puede estar alimentada por las malas experiencias anteriores, facilitando que desconfiemos de nuestro cuelgue o nuestra pareja, y que aparezca esa necesidad de control sobre lo que hace”, coinciden con ella varios especialistas en salud emocional.
¿Cómo evitar que las redes te consuman?
De acuerdo con los expertos que analizaron los resultados de NortonLifeLock, para evitar stalkear a otra persona y aprender a controlar los impulsos, es necesario “invertir su tiempo y energía en sí mismos que en lo que hacen otras personas en redes sociales”.
Para ello, recomiendan, se deben plantear nuevos objetivos y actividades que te mantengan ocupada la mente, especialmente en atender sus propias necesidades físicas y emocionales.
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